15 errores comunes que se cometen al lavarse la cara

15 errores comunes que se cometen al lavarse la cara

Cualquier actividad que se realiza de forma rutinaria, como caminar e incluso sentarse, tiene una forma correcta y una serie de errores comunes a tener en cuenta. Aunque parece algo muy exagerado hacerlo de la manera apropiada puede traer ventajas, mientras que no hacerlo, trae consecuencias.

15 errores comunes que se cometen al lavarse la cara

Otra acción que parece insignificante, pero puede resultar bastante compleja, es la simple idea de lavarse el rostro, sobre todo si se tiene en cuenta un producto para esto. Muchas personas suponen que el mismo jabón que se utiliza al tomar un baño, se puede aplicar en la cara sin ningún problema.

Sin embargo, este es uno de los errores más comunes que se pueden cometer, aunque no el único, pues hay un par de formas de hacerlo bien, pero muchas de equivocarse. Tampoco es necesario buscar la perfección, pues esa idea es aún más complejo cada, pero si mejorar en cualquier aspecto.

Lo más importante de todo, es que a largo plazo, esa imagen hermosa y sana frente al espejo nos agradecerá toda la atención, el esfuerzo y el valor que le damos. Además, todo esto se puede combinar con otras técnicas de limpieza facial, algunas sencillas y caseras, como las presentadas en 5 métodos naturales para limpiar el rostro

Errores al escoger el producto adecuado

Errores al escoger el producto adecuado

Una confusión muy común en este punto, es creer que el cutis puede ser tratado como la piel del resto del cuerpo, pero lo cierto es que son muy distintos. En el rostro este órgano es más delgado y sensible, con poros más abiertos y con una mayor cantidad de músculos bajo su superficie.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que al decir “lavar el rostro” no se trata solo de frotar con jabón al tomar una ducha, pues como luego se explica este es otro error. La idea es utilizar alguna sustancia que sea más acorde con las necesidades del tejido, pero se debe elegir muy bien.

No tener en cuenta el tipo de piel

No todas las dermis son iguales, ni siguiera realmente parecidas, pero existe una clasificación que aporta una idea clara sobre sus características comunes. Algunas son del tipo seco, que requieren una mayor hidratación, mientras que otras son grasas y se deben limpiar con más esfuerzo.

También hay dermis tipo mixtas, que son una combinación de las dos anteriores, así como las normales, más balanceadas y sencillas de tratar. El punto es saber identificar que tipo de piel es nuestro cutis, para poder adquirir un limpiador seguro de utilizar y cuya aplicación sea la más adecuada.

No prestar atención a los ingredientes

Toda sustancia cosmética, dermatológica, medicinal o de cualquier tipo, esta compuesta por una serie de ingredientes mezclados en una fórmula específica. Estos tienen que tener cierta armonía, para poder tratar el tipo de piel correcto, pero también deben ser agradables con el tejido.

Ingredientes como los perfumes que dan una aroma especial o los conservantes químicos, se deben evitar a toda costa, ya que causan irritación, sensibilidad y otros síntomas. Individualmente, cada persona es susceptible a sufrir ciertas alergias de contacto, otro detalle a tomar nota.

Para evitar cualquiera de estos inconvenientes y sus posibles complicaciones, como las afecciones tópicas, hay que leer bien las instrucciones del fabricante. No solo se incluyen aquí la lista de ingredientes, sino que también se plasma la posología, los riesgos secundarios y el método de uso apropiado.

Utilizar solo agua y jabón

Si bien el jabón es ideal para eliminar impurezas y microorganismos, gracias a sus capacidades desinfectantes y su acción detergente, no es suficiente para el cutis. Al no estar cubierto por ropa, el polvo, la contaminación ambiental y otras partículas se adhieren y ensucian más el tejido superficial.

Es importante usar los mejores productos limpiadores que se encuentran en el mercado cosmético, ya sean industriales o elaborados a base de ingredientes naturales. Algunas impurezas resisten el jabón facial, ya que este no debe ser muy fuerte, para no dañar o lesionar el cutis.

Hay que tener en cuenta muchas cosas respecto al limpiador, como el nivel de pH y sus propios ingredientes, tanto la base tensioactiva como los agregados. Para aumentar la confianza en el producto, se puede utilizar uno elaborado en casa, siguiendo algunas de las recetas presentadas entre estas Ideas para elaborar un limpiador facial en casa

Confiar demasiado en las toallitas

La teoría de usar un artículo cosmético que desmaquille, limpie y elimine las impurezas de forma inmediata, probablemente suena muy atractiva. Sin embargo, las toallitas desmaquillantes, tan populares, no suelen ser en realidad tan seguras de usar como muchos piensan.

Su verdadero problema es que no remueven la totalidad de las impurezas, además de que los ingredientes que contienen algunas de sus presentaciones son malos para la dermis. Por otro lado, la afirmación de que no requieren enjuague o aclarado no es del todo cierta, por lo que es mejor dejarlas para una emergencia.

Durante la limpieza facial

Durante la limpieza facial

Ya con el mejor producto a la mano y el tiempo suficiente para lavar el cutis, es momento de pasar a la acción, con la actividad que requiere nuestra atención. No sin antes conocer aquello que no se debe hacer durante este procedimiento, con el fin de conseguir los mejores resultados.

No solo se trata de mantener la higiene y que el rostro quedé completamente pulcro, sino de asegurar que no se cometen errores que alteren el cuidado facial. Para ello, hay que saber cómo realizar cada paso, pero sobre todo, como evitar que la limpieza facial se convierta en una causa de futuras imperfecciones.

No lavarse las manos antes

Hay que recordar que, aunque la idea de utilizar un jabón o un cosmético limpiador para el rostro nos ahorra trabajo, estos son ideales solo para el cutis. Quienes piensan que también ayudan a eliminar las bacterias, toxinas y otros elementos de las manos, están cometiendo un error.

Debemos recordar que estás extremidades se utilizan para tomar objetos, tocar casi cualquier superficie y realizar muchas actividades durante el día. Esto implica que en las manos se adhieren una gran cantidad de agentes contaminantes, que luego interrumpen la correcta limpieza de nuestra cara.

No realizar el desmaquillado previo

Para que la limpieza sea profunda y adecuada, el producto o el activo debe poder llegar hasta la piel, para desprender las impurezas y grasas de forma directa. Si la superficie se encuentra cubierta de una capa de maquillaje, esta interrumpe el proceso y hace más difícil que el lavado haga su trabajo.

Los limpiadores pueden remover parte del embellecedor, pero no todo, por lo que existen otros productos diseñados para esta labor. Se trata de un cosmético más, pero muy necesario, si lo que buscamos es lograr el mejor resultado y eliminar la mayor cantidad de elementos contaminantes.

Utilizar agua a una temperatura incorrecta

Mientras que el agua caliente remueve los aceites naturales de la dermis, desbalanceando sus niveles de pH apropiados, el líquido frío también tiene consecuencias. Cuando la temperatura es muy baja, la dermis se contrae por el movimiento muscular, cerrando los poros y dejando dentro las obstrucciones.

Invierno puede ser una época bastante cruel, ya que el contacto con el agua fría se siente como una tortura, pero no por ello se debe calentar demasiado. Lo mismo ocurre si la queremos más bien fría, pero se recomienda, al menos para el cutis, una temperatura tibia o templada.

No usar el limpiador de forma adecuada

La sustancia que debemos escoger debe ser la más adecuada, sin importar si primero hay que probar varias hasta dar finalmente con la correcta para nuestras necesidades. Sin embargo, esto no quiere decir que el líquido, óleo, gel o espuma sea milagroso, que simplemente limpie al contacto.

Es necesario asegurarse de que se utiliza del modo correcto, siguiendo las indicaciones que el fabricante ha plasmado en la etiqueta del envase de su presentación. Por otro lado, también se pueden utilizar técnicas que aumenten las posibilidades, como la más popular, explicada en este artículo titulado La práctica de la doble limpieza facial

Olvidar el jabón apropiado

En el apartado anterior el jabón fue relegado a un segundo plano, pero nunca se habló de reemplazarlo por el limpiador, aún si este se combina con desmaquillante. Los cosméticos eliminan grasas e impurezas, pero aún hay que lidiar con microorganismos, bacterias e incluso toxinas.

El efecto detergente y antibacterial que no es suficiente contra algunos contaminantes, es por otro lado, el ideal para complementar los otros dos productos. Para una limpieza facial casi completa, es necesario que los tres elementos vayan de la mano, en orden durante la rutina de cuidado del cutis.

No tener en cuenta la correcta exfoliación

Antes se ha dicho “casi completa” cuando se menciona el lavado con desmaquillante, limpiador y jabón, porque hace falta un cuarto factor complementario. Los activos exfoliantes son los que aportan una limpieza realmente profunda, al eliminar por completo las obstrucciones de los poros.

Aún así, su efecto abrasivo no es el más amigable con la piel del rostro, por lo que no se debe incluir la exfoliación en todas y cada una de las rutinas. Las personas con dermis mixta, seca o normal, deben exfoliar el cutis solo 1 vez por semana, mientras que quienes tienen piel grasa, 2 veces como máximo.

Dejar el tónico facial para otra ocasión

El tónico es un cosmético que se conoce por su efecto calmante, reparador y, sobre todo, por su acción tonificante, que prepara el tejido para el resto de la rutina. Lo que no muchas personas conocen, es que su uso puede aportar un último empuje a la limpieza facial en general.

Gracias a los ingredientes y a lo suave y ligera que es en su aplicación, esta increíble sustancia es ideal para eliminar todo rastro de restos o residuos de impurezas. Eso incluye el sebo y las grasas, pero también bacterias, partículas de polvo, maquillaje y especialmente las células muertas adheridas al tejido.

Al terminar esta actividad

Al terminar esta actividad

Después de haber realizado la limpieza o el lavado del rostro, el proceso no ha terminado, pues todavía quedan algunos detalles en el cuidado facial. Por ejemplo, en la rutina diurna, muchas veces luego continuamos con el maquillaje, mientras que en la nocturna, con alguna crema para las imperfecciones.

Incluso el corto tiempo que hay entre una actividad y la siguiente tiene gran relevancia, ya que aún hay algunos errores que se pueden cometer en este punto. Reconocerlos y evitarlos puede ayudar a mantener la belleza del cutis, sobre todo a largo plazo, al prevenir la distensión y otras consecuencias.

Algo que no se ha mencionado, ya que no se puede considerar un error del proceso, es el hecho de suponer que con solo lavar una vez al día es suficiente. La piel del rostro acumula muchas impurezas y células muertas, que pueden ocasionar complicaciones si no se reconoce La importancia de lavar el rostro dos veces al día

No remover el limpiador correctamente

Trabajar con apuro o sin prestar atención a la tarea realizada, siempre es una causa común de alguna equivocación, sea cual sea la tarea que se lleva a cabo. No hay nada de malo con aprovechar los minutos libres en algo productivo, pero el cutis requiere más que solo un corto tiempo.

Por mucho sebo, contaminantes y agentes externos que se desprendan con el cosmético o incluso el jabón, estos quedan sobre la superficie si no se aclara adecuadamente. La misma razón se da en cuanto al uso del limpiador facial luego del desmaquillante, para eliminar cualquier residuo.

Más allá de esto, la misma sustancia se considera un activo que no debe permanecer sobre el tejido, aún si se trata de agua micelar, que muchos aseguran que no requiere aclarado. Si no se enjuagan en su totalidad, pueden ocasionar irritación, brotes, enrojecimiento, alergias o nuevas obstrucciones.

Antes de salir de la ducha, después de tomar un baño, siempre se verifica que no queden rastros de jabón en el cuerpo, aún cuando la toalla puede eliminarlos. Se trata de una precaución muy acertada, que también se debe tener en cuenta en el rostro, justo al terminar esta parte de la rutina.

Secarse frotando con una toalla

La distensión mencionada al comienzo de este apartado, es la tensión creada en la dermis al estirarla en direcciones contrarias a las que marcan los tejidos musculares. Por ejemplo, los párpados se mueven de forma vertical, por lo que no deben ser estirados en sentido horizontal ejerciendo presión.

Más que estirar, se trata de no frotar o dar tirones con fuerza, ya que durante una sesión de masaje facial, se realizan movimientos contrarios. Esto se hace con muy poca fuerza y sin jalar, para que las fibras se adapten mejor a la estructura tópica y se puedan reducir las arrugas naturalmente.

Cuando se frota con fuerza la toalla para eliminar la humedad sobre el cutis, luego de lavarlo con agua para aclarar, se crean diferentes puntos de tensión a la vez. De esta manera, lo que se hace es redirigir el tejido sin seguir la uniformidad, lo que crea nuevos surcos y pliegues para las líneas de expresión.

Luego está el hecho de que, por muy suave que parezca, las toallas para secar la piel están hechas de forma que sean ligeramente ásperas al contacto. Esto se debe al simple hecho de que tienen un gran volumen de tela y espacios entre las fibras, para que puedan absorber el agua.

La abrasión que causa esto es como cualquier elemento agresivo al contacto con el cutis, lo que aumenta la sensibilidad y puede ocasionar una sensación de ardor. Si el tejido es muy claro, se puede notar como se enrojece temporalmente en las áreas en las que se frota tan solo con las manos.

Esta es una prueba de lo que el exceso de presión le causa a la piel, por lo que es mejor secarse con la toalla dando pequeños golpes o simplemente tocando la superficie. Puede ser un poco molesto y demorar más tiempo, pero ayuda a prevenir las futuras alteraciones causadas por la distensión.

Aplicar algún cosmético con el rostro húmedo

La razón por la que se realiza una rutina de cuidado facial, con diferentes sustancias cosméticas, es para aportar todo lo necesario para la salud de la piel. Después de la limpieza, se utilizan otros productos, pero estos pierden parte de su efectividad si el cutis está húmedo, por lo que hay que esperar unos minutos.

Olvidar la crema hidratante

A simple vista, la idea de que un producto líquido o el agua con la que se aclara (o se lava la cara junto al jabón) no hidrate, puede parecer algo incomprensible. Sin embargo, el agua pura tiene una densidad que hace que no se absorba por completo a través de los poros, capilares y folículos pilosos.

Es por eso que muchas veces el champú o el acondicionador para el cabello tiene activos humectantes, para ayudar a nutrir el cuero cabelludo. El cutis tiene su propia línea de cosméticos que cumplen con esta función, conocidos simplemente como cremas o sérum hidratantes.

Son sustancias que poseen ingredientes y componentes de menor densidad que el agua, aunque parecen más espesas, en el caso de la crema convencional. Aún así, los activos que brinda al tejido aportan la hidratación necesaria para cumplir con El cuidado de la piel y sus necesidades básicas

Algunas personas tienden a darle una escala de importancia a cada paso de la rutina de cuidado facial, en la que la hidratación se encuentra casi en el primer puesto. Una simple idea como está puede ayudar a hacer notar lo vital que es realmente hidratar la piel de forma adecuada.

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