A simple vista, la suciedad, el polvo y otros factores, siempre son un problema para mantener el estado y la belleza de las cosas en general. Para librarse de estos agentes, es necesario mantener una rutina de limpieza, como barrer en el hogar, lavar la ropa, sacudir los objetos y utilizar cualquier método conveniente.
Nuestro cuerpo también se ve afectado por todos estos elementos externos, que se adhieren a la piel y actúan como contaminantes, ensuciando y alterando su estructura. La única forma de evitarlo, es tomar al menos un baño al día, pero hay zonas que se deben limpiar de una forma distinta por sus características.
El rostro es una de estas áreas, ya que al no estar cubierto por ropa de forma regular, absorbe una mayor cantidad de impurezas que otras partes del cuerpo, al igual que las manos. Por otro lado, la dermis del cutis también es más delicada, por lo que en algunos casos muy sensibles, hasta el agua común puede ser un factor de riesgo.
Como solución a este inconveniente, se pueden utilizar cosméticos diseñados para la limpieza facial, o reemplazarlos con ingredientes y técnicas sencillas y naturales. Se debe combinar con un lavado constante, para eliminar la posibilidad de que las impurezas obstruyan los poros, como se explica en La importancia de lavar el rostro dos veces al día
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El uso de jabones naturales
A muchas personas les asusta la idea de dejar que el jabón común toque su cara, debido al hecho de que algunos están fabricados con componentes no deseados. Perfumes a base de alcohol para aromatizar, agentes irritantes, conservantes agresivos y otros químicos variados entran en esta lista.
Si bien es posible recurrir a productos de gran calidad, como las gamas de limpieza facial que ofrecen muchas industrias cosméticas, aún quedan muchas dudas. El hecho es que resulta difícil saber con certeza cuáles son los ingredientes utilizados en su producción, así como los métodos de conservación.
Algo de lo que si podemos estar seguros, es que las líneas y comercios que ofrecen estos artículos, también suelen proveer otros para los fanáticos del naturismo. Una idea que a veces resulta poco convencional, pero que en realidad es el origen de casi cualquier ciencia, incluyendo la cosmética.
En el pasado, las civilizaciones antiguas, que no conocían los avances industriales de la actualidad, recurrían a la naturaleza y su pureza para preservar la salud. Fusionando estas dos estrategias, se pueden elaborar jabones artesanales, con ingredientes cien por ciento naturales.
Sin embargo, la misma duda vuelve a surgir en este caso, ya que el desconocimiento de los métodos de elaboración puede llevar a la desconfianza. Aún así, quienes padecen de sensibilidad tópica u otras afecciones o alteraciones, sabrán que la garantía de estos productos naturales es mayor.
Por eso la única forma de encontrar alguno que se adapte a las necesidades personales de cada usuario es el ensayo y error. Probar algún jabón natural, hasta encontrar uno que realmente aporte los mejores resultados sin ninguna consecuencia.
Otra forma de estar seguros de que el jabón no incluye ningún tipo de elemento que no deseamos, es simplemente fabricarlo en casa. Siguiendo los pasos adecuados y las medidas presentadas a continuación, se puede obtener uno con un efecto detergente, pero sin químicos, tensioactivos ni conservantes artificiales.
Ingredientes
- 1 taza de aceite de coco o jojoba.
- 1 cucharada de sosa cáustica.
- Cuarto de taza agua destilada.
- 30 gotas de aceite esencial de limón, rosas o lavanda.
- 10 gotas de aceite de ricino sulfatado.
Preparación
Es importante utilizar la protección adecuada durante este proceso, al menos al manipular la sosa cáustica, ya que en su estado puro es agresiva con la piel. Guantes y gafas protectoras deben ser la prioridad, pero se puede utilizar cualquier material impermeable para cubrir las manos.
El primer paso es calentar un poco el agua destilada y luego, en un bol de vidrio o cristal, mezclar con la sosa cáustica, para que esta última se disuelva. De igual forma, se debe calentar el aceite vegetal de coco para piel grasa o de jojoba para la dermis seca, al menos a unos 40° C, pero en una olla diferente.
Cuando se ha enfriado el líquido, se añade el óleo aún caliente con mucha precaución, pero batiendo hasta que se forme una mezcla con una textura más densa. La diferencia de temperaturas ayudará a que ambos componentes se integren, un truco que sirve para cualquiera de estas Ideas para elaborar un limpiador facial en casa
Tras esto, se agrega el aceite esencial de preferencia (cualquiera de los tres antes mencionados) junto al de ricino, que debe ser sulfatado. Se puede utilizar el común, pero el sulfatado tiene un efecto tensioactivo que mejora el proceso de remoción de grasas, impurezas y sebo.
Esta mezcla final se vierte en un molde del tamaño escogido, que luego se cubre con una toalla para que se mantenga la temperatura y se lleve a cabo el proceso de saponización. Luego de un día se puede desmoldar, pero hay que dejarlo reposar al menos un mes para que se endurezca.
La exfoliación como técnica indispensable
Una forma de limpiar el cutis, pero aumentando la profundidad, ya que exfoliar implica utilizar elementos que ingresen en los poros para eliminar las obstrucciones. Lo bueno de esta técnica, es que no reemplaza el lavado o la limpieza facial, sino que se debe combinar con esta, para mejorar los resultados.
Aún así, los elementos exfoliantes, al ser ligeramente abrasivos, pueden causar daños en la piel si se usan de forma recurrente, sobre todo si esta es muy sensible. Cuando la dermis es grasa, se puede exfoliar hasta dos veces por semana, pero si es seca, mejor se realiza solo una vez durante este mismo tiempo.
Para los casos de piel normal o mixta, se recomienda el mismo periodo de espera de una semana, pero se puede hacer cada 5 o 6 días para mantener la limpieza. De esta forma, no solo se reducen los comedones y la producción de sebo, sino que se evitan las posibles consecuencias negativas.
Justo como en el caso anterior, se pueden encontrar exfoliantes de gran calidad en el mercado estético, pero esa no es la única opción disponible. Con un poco de práctica, es posible elaborar una receta natural y sencilla, que cumpla con los requisitos necesarios para limpiar los poros y el resto del cutis.
Ingredientes
- 1 cucharada de avena en polvo.
- Media cucharada de azúcar.
- 2 cucharadas de avena en hojuelas.
- 3 cucharadas de yogurt natural.
- 4 gotas de aceite esencial de argán (opcional).
Preparación
Las hojuelas de avena puras resultan demasiado grandes para conseguir el resultado adecuado, por lo que el primer paso es adaptarlas. Esta es la parte que requiere algo de práctica, ya que hay que molerlas suavemente, pero sin convertirlas en un polvo fino.
La idea es que se integren con el azúcar y con la avena granulada, que se deben mezclar juntas con el componente anterior, en aceite esencial y el yogurt. Hay que batir para que el movimiento aligere este último ingrediente, pero se puede utilizar otro aceite si la consistencia es muy densa.
Con media cucharada de óleo de jojoba o coco es suele ser suficiente, pero depende de la textura que se desea conseguir, por lo que se puede añadir más o menos. Se usa el aceite de jojoba para dermis normal o seca, así como el de coco para la mixta o grasa, dependiendo, teniendo en cuenta El cuidado de la piel y sus necesidades básicas
La aplicación es muy sencilla, ya que solo se debe esparcir por el cutis, cubriendo la totalidad del mismo, casi como si se tratase de una mascarilla común. La diferencia, es que mientras se hace esto, también se debe realizar un masaje facial para que entre en juego la capacidad exfoliante.
Se realizan movimientos cortos y circulares, en zonas amplias como las mejillas y la frente, así como movimientos más suaves para las áreas menos uniformes. Esto incluye la nariz y el contorno de ojos, aplicando solo una cantidad mínima en los párpados, sin frotar ni ejercer presión.
Otros materiales exfoliantes
Aunque la avena y el azúcar tienen la propiedad de exfoliar la piel a la perfección, se puede utilizar cualquier otro ingrediente en polvo o en granos molidos. Siempre se debe seguir la misma idea, de tener un material firme y granulado, ligeramente abrasivo, para limpiar los poros.
En caso de no poseer estos ingredientes, se pueden reemplazar por café en polvo o granos de café molidos, bicarbonato de sodio, arroz molido o cualquier otro similar. También se puede exfoliar con las bondades de los minerales, gracias al uso de algunas arcillas de grano grueso.
Elementos para reemplazar los limpiadores cosméticos
El trabajo de un producto para la limpieza facial es muy simple, ya que cumple una función similar al jabón de tocador o de baño, pero más suave y controlada. Su existencia se debe a las necesidades, características y estructuras que tiene la piel del rostro, mucho más suave y delicada.
Por otro lado, deben tener la capacidad de desprender y remover impurezas, suciedad y contaminantes ambientales, como el polvo y las partículas de humo. El problema es que estos se combinan con las grasas, el sebo y la transpiración, que deja una capa de sudor seco en la superficie facial.
Por eso los limpiadores deben tener un efecto detergente como el que aportan los tensioactivos, o cualquier método que reemplace esta capacidad. Por ejemplo, el limpiador bifásico combina un óleo para remover las grasas y un agente líquido para las impurezas hidrosolubles.
Existen muy pocos materiales e ingredientes, puros y naturales, que tengan la fuerza suficiente como para limpiar la dermis de manera tan específica. Aún así, se pueden encontrar algunos que, gracias a sus propiedades, pueden cumplir con la labor de eliminar la suciedad, el exceso de sebo y demás.
Los mejores aliados de la naturaleza para la limpieza facial son:
- Aceite de oliva
- Miel
- Aloe vera
- Leche y otros derivados
- Avena
- Limón
Por si mismos, cada uno de estos ingredientes pueden limpiar, pero se deben escoger de acuerdo a las exigencias del momento. Por ejemplo, la leche combina esta propiedad con la despigmentante, el aloe es bueno para las afecciones tópicas y la miel es ideal también para nutrir.
Del mismo modo, los otros materiales tienen una función parecida, como la del limón, que aporta vitamina C, siendo el mejor para aliviar el foto envejecimiento. El aceite de oliva, por su parte, que se considera el mejor limpiador facial natural de forma general, mientras que la avena es el mejor exfoliante.
Mascarillas caseras para limpiar el cutis
Los elementos del apartado anterior se pueden utilizar de dos formas, siendo la más común la aplicación independiente de alguno de estos sobre la piel del rostro. Por si mismos, pueden eliminar la mayor parte de los agentes contaminantes, si se utilizan de manera recurrente en la rutina facial.
Sin embargo, como se ha mencionado, cada uno tiene otras propiedades y capacidades, que brindan a la dermis un cuidado más profundo, dependiendo de sus necesidades. Todos estos activos se pueden combinar, ya sea en recetas bases o en tratamientos elaborados, como en el caso de La práctica de la doble limpieza facial
Se puede encontrar la información necesaria sobre la técnica de doble limpieza en el artículo citado, pero en cuanto a las recetas limpiadoras, las opciones son más variadas. Aún así, la elección de estas depende de nuevo de lo que requiere la piel, así como de sus características, tipo y otras necesidades.
Es importante conocer de antemano algunos de estos detalles, como las capacidades de cada ingrediente, así como los detalles inherentes a nuestro cuerpo. Ya sea el tipo de piel (seca, normal, grasa o mixta), o los problemas que la afectan, como el grado de sensibilidad o sus mayores imperfecciones.
De esta forma, es posible saber cuál será la base de la mascarilla que hay que elegir, basados en lo que se dio a conocer antes sobre los elementos limpiadores. Por otro lado, si lo que se busca es simplemente eliminar la suciedad y las impurezas, cualquiera de estas combinaciones resulta increíble.
Mezclas ideales para esta tarea
- Una clara de huevo y una cucharada de miel.
- Medio pepino (triturado o machacado) y 2 cucharadas de yogurt natural.
- 2 cucharadas de avena en polvo y 2 cucharadas de leche.
- 2 cucharadas de arcilla verde y 2 cucharadas de aceite de oliva.
- 2 cucharadas de avena en hojuelas (previamente triturada) y 4 cucharadas de yogurt.
- 3 cucharada de yogurt natural y 2 cucharadas de miel de abeja sin procesar.
- Medio plátano machacado, 2 cucharadas de miel y 1 de yogurt.
- Medio pepino, el jugo de un limón y una cucharada de miel.
- 3 cucharadas de azúcar, 2 cucharadas de aceite de oliva y 1 de aceite de coco o jojoba.
Preparación
Sea cual sea la elección, estás nueves opciones tienen algo en común, aparte del hecho de ser algunas de las mejores combinaciones para limpiar el cutis. La elaboración de cada una es la misma, siendo increíblemente sencilla y muy fácil de aplicar.
Lo único que hay que hacer es combinar, en una taza o un bol pequeño, de cristal o de vidrio, los dos o tres ingredientes incluidos en cada una de las mezclas mencionadas. Se deben revolver hasta que todos los componentes se integren de manera uniforme, formando una pasta cremosa homogénea.
Una vez hecho esto, solo hay que esparcir el resultado por todo el cutis, sin dejar ni un espacio por cubrir, lo cual incluye los labios y el contorno de ojos. Si bien estas áreas son delicadas, la idea de la mascarilla es no tener que frotar ni aplicar presión, sino solo dejarla actuar unos 15 minutos antes de lavar.
Limpieza tópica desde el interior
La piel, como cualquier órgano del cuerpo, está conectada a todo lo que se considera el sistema que conforman la totalidad del organismo humano. Del mismo modo, como cualquier otro órgano, tiene una serie de venas y vasos sanguíneos, que llevan los nutrientes a través de la sangre.
No hay que darle muchas vueltas a este sistema tan complejo, pero si hay que saber que todo lo que integra la alimentación, incluyendo la hidratación, afecta a la dermis. Por increíble que parezca, el consumo de ciertos alimentos puede ayudar a mantener la limpieza tópica de manera general.
Gracias a una dieta balanceada, no solo se reduce la cantidad de sebo e impurezas que se desprenden mediante la transpiración, sino que se altera el tejido a beneficio. Esto significa que la dermis se vuelve más suave, por lo que se evitan las asperezas que absorben los contaminantes ambientales.
Para esto, lo mejor que podemos añadir a nuestra dieta diaria son los jugos de verduras como remolacha, zanahoria, pepino, sábila, apio, alfalfa y perejil. Además de estos, los jugos de frutas resultan aliados del cuidado y la limpieza facial, además de un complemento ideal para la alimentación.
Los ingredientes ideales para prepararlos son arándanos, papaya, uva, manzana, plátano y papaya (también llamada lechoza), así como los frutos cítricos. La idea, por supuesto, es combinar la ingesta de estos con la limpieza y el lavado facial, evitando siempre estos 15 errores comunes que se cometen al lavarse la cara
La elección de los jugos no es al azar, ya que los alimentos ingeridos en forma líquida, aportan una mayor cantidad de nutrientes y activos directo al torrente sanguíneo. Igualmente, los vegetales, frutas y hortalizas recomendadas tienen propiedades para limpiar, depurar y purificar el organismo.