Las pieles atópicas pican, y pican mucho.
El picor es el causante de casi todos lo inconvenientes derivados de la dermatitis atópica, así como de la pérdida de calidad de vida de quienes la padecen.
Decirle a alguien que tiene picores insoportables, que no se rasque, no es la mejor solución.
Evitar que tu bebé o tu hijo pequeño se rasquen, tampoco es fácil.
Eliminar el picor de la piel atópica o bajar su intensidad, mejorará mucho el día a día de los enfermos de DA.
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¿Por qué pica tanto?
La piel es nuestro mayor órgano, y es el que nos pone en contacto con el mundo exterior, a la vez que nos protege de las agresiones de este.
En la dermatitis atópica, la función de barrera de la piel se degrada, y la piel se hace más permeable, de forma que:
- Pierde humedad.
- Pierde grasa.
- Permite la penetración de alérgenos.
- Permite la penetración de patógenos.
Tanto la sequedad de la piel, producida por la falta de humedad y lípidos, como la entrada de agentes externos, son el origen del extremado y continuo picor.
Normalmente, esto lleva a un círculo de rascado y picor que empeora la condición de la piel, deteriorando mucho la calidad de vida quienes presentan piel atópica, por lo que hay que evitarlo, o romperlo, cuando ya se ha instalado.
Porque, además, el rascado debilita aún más, la ya de por si delicada piel atópica, exacerbando la inflamación y produciendo heridas con sangrado, lo que, a su vez, facilita la aparición de infecciones, que intensifican el picor.
Causas de la dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel cuyas causas aún se desconocen.
Normalmente, se presenta en lactantes, y mejora con la edad. En muchos casos, desaparece al llegar la pubertad o los primeros años de juventud, aunque también puede perdurar en la edad adulta.
Si tienes un bebé, puedes encontrar más información en Piel atópica en bebés: síntomas, causas y tratamiento.
Sí se sabe que es necesario que varios factores se aúnen, para desencadenarla y provocar los brotes que la caracterizan. Estos factores, hasta donde se conoce hoy en día, son:
- Herencia genética.
- Alteraciones en el sistema autoinmune.
- Causas ambientales.
El principal síntoma es la constante e intensa picazón (prurito), difícil de controlar, tanto para adultos como para niños y lactantes.
La primera medida preventiva es mantener las uñas tan cortas y lisas como sea posible.
Una piel cuya integridad está comprometida, necesita ser protegida, reparada y mantenida, en la medida de lo posible.
Protección
Para proteger la piel, hay que procurar aportar la humedad y grasa que la propia piel no puede retener.
Lo que nos lleva a los dos cuidados básicos para toda piel con dermatitis atópica:
- Higiene.
- Hidratación.
Higiene
Si bien la piel atópica tiene que estar siempre limpia, hay que evitar el exceso de higiene, que acabará con la capa microbiológica propia de la piel (microbiota).
Esta realiza varias funciones fundamentales, y es fácil entender que su conservación y estimulación son de vital importancia, cuando tratamos con pieles frágiles.
La microbiota protege y previene infecciones:
- Compite por el espacio de adhesión, es decir, al «pegarse» a la piel, evita que otros microorganismos potencialmente dañinos puedan adherirse, permanecer y proliferar.
- Compite por el alimento, evitando que otras bacterias, virus y hongos lo consigan.
- Produce sustancias antibacterianas, mejorando la respuesta inmune de la piel.
- Acidifica la piel, convirtiéndola en un medio hostil para muchos microorganismos no deseables.
La rutina de higiene comprende duchas, baños y otros hábitos que hay que incorporar al cuidado diario de la piel atópica.
duchas y baños
- Siempre con agua templada.
- De no más de 10 minutos de duración las duchas y 20, máximo, los baños.
- Utilizar jabones «no jabones», o syndets (detergentes sintéticos), y solo en axilas, genitales y pies.
- No usar esponjas, manoplas ni cepillos.
- Secar la piel sin frotarla.
- Puedes ducharte o bañarte a diario, aunque hay quienes recomiendan hacerlo día sí y día no: hay que encontrar el equilibrio entre la higiene y el mantenimiento de la flora cutánea.
productos de higiene y limpieza
- Evita conservantes, colorantes, sulfatos, perfumes y químicos en jabones, champús, cosméticos, desodorantes, espumas de afeitar, etc.
- Aplica la misma norma para los detergentes y limpiadores del hogar.
- Cuidado con los ambientadores: si los utilizas, que sean naturales.
- Busca productos ligeramente ácidos.
- Aclara la ropa dos veces, sobre todo la de los niños y bebés.
- No utilices suavizante para la ropa.
- Un buen sustituto del suavizante puede ser la secadora, que además retirará pelos, ácaros y otros potenciales alérgenos y/o irritantes.
el entorno
- Ventila tu casa todos los días, al menos 5 minutos.
- Mantenla limpia.
- Evita que el ambiente esté seco o húmedo en exceso.
- Huye de las temperaturas extremas.
- Utiliza ropa de algodón holgada y transpirable (descarta los tejidos artificiales y la lana).
- Lava la ropa nueva antes de estrenarla, para eliminar posibles restos de tintes, polvo y otros potenciales alérgenos.
- Prescinde de alfombras y moquetas.
- El pelo o plumas de las mascotas pueden desencadenar o agravar un brote.
- El sudor y el estrés empeoran la piel atópica y, por lo tanto, el picor.
- Las bebidas y comidas excitantes, muy picantes o muy fuertes no son la mejor opción.
- No bebas alcohol, o reduce su consumo al mínimo.
- Tienes más información sobre la alimentación para la DA en el artículo La alimentación más adecuada para la piel atópica.
Hidratación
Es, después de la higiene, la piedra angular del cuidado de las pieles atópicas, e incluye la ingesta suficiente de agua, que se puede complementar con zumos e infusiones.
La hidratación protege la piel, ayuda a restaurar y mantener la función de barrera y favorece su equilibrio bioquímico.
Aplica emulsiones ricas en lípidos y ácidos grasos omega (imprescindibles para la formación de la barrera cutánea), con antiinflamatorios y calmantes incorporados, dos veces al día o más, según necesidad. Después del baño o la ducha, ponlas sobre la piel húmeda, para favorecer la penetración.
Hay hidratantes específicas para pieles atópicas, que incorporan productos que alivian o eliminan el picor.
Eso sí, ante un brote o una infección, consulta con tu médico o pediatra la conveniencia de mantener o alterar la rutina de hidratación, así como los productos que usas.
Si tienes que aplicar una crema o pomada tratante (corticoides, antibióticos, etc.), hazlo siempre antes de la emulsión hidratante, y deja que la piel la absorba por completo.
Al mantener la piel limpia e hidratada estás evitando las dos principales fuentes de picor: la penetración de agentes externos y la sequedad.
Reparación
Existen numerosos productos que contribuyen a reparar tanto la piel, como su manto protector.
Plantas
Tomadas en infusión, añadidas a los baños, a las cremas y emulsiones, o aplicadas directamente sobre la piel, ayudan a que esta se recomponga, además de aliviar, o incluso eliminar, el picor.
Para atenuar la comezón, cualquier cosa que te vayas a poner en la piel, enfríala antes, e incrementarás el efecto calmante.
A continuación, citamos algunas plantas cuyos principios activos protegen, reparan, reducen la inflamación y calman, como está ampliamente demostrado.
- Aloe vera.
- Avena.
- Caléndula.
- Camomila.
- Cardiospermum.
- Cola de caballo.
- Corteza de espino cerval.
- Corteza de roble.
- Flor de saúco.
- Hierba de San Juan.
- Hinojo.
- Lavanda.
- Llantén.
- Ortiga verde.
- Pensamiento.
- Pepino.
- Raíz de regaliz.
- Té negro.
- Tomillo.
Si las usas en infusión, como norma, pon una cucharada por taza, y déjalas reposar al menos 5 minutos; si para baños, hierve 100 gr. en un litro de agua y echa la infusión, después de que repose al menos 5 minutos, en la bañera.
Si las vas a usar directamente o en cataplasmas sobre la piel, déjalas enfriar (incluso mételas un rato en el congelador, una vez frías).
Puedes mezclar varias plantas, tanto para tomarlas como para baños.
Emulsiones
Como ya hemos apuntado, existen numerosos componentes que, añadidos a las emulsiones, ayudan a reparar la barrera cutánea y a recuperar la microbiota.
Puedes comprar emulsiones que los contengan, o bien añadirlos tú a estas.
La urea (en concentraciones bajas) y la glicerina, tienen efecto higroscópico (atraen el agua y la fijan a la piel), y actúan como barrera, facilitando la recuperación de las defensas de la piel, a la vez que la hidratan.
Los productos con laureth-6,5 o con polidocanol, aportan un rápido alivio del picor.
Tanto el mentol como el alcanfor, añaden frescor e hidratación sin resecar la piel. Si esta está dañada, prueba antes en una zona pequeña, para asegurarte de que no provocan dolor, escozor ni quemazón.
Los taninos ayudan a la protección y recuperación de la piel, aliviando el prurito.
Las ceramidas, incluidas en muchas cremas y lociones, reconstruyen la barrera da la piel y la fortalecen, actuando como un cemento celular.
Mantenimiento
La dermatitis atópica cursa con muchos períodos asintomáticos. Esto significa la piel presenta un aspecto normal, no alterado.
No olvides que una piel atópica lo es siempre, lo que la hace más sensible y susceptible ante cualquier estímulo o cambio externo.
En las épocas en que la piel está mejor, hay que mantener los cuidados básicos, para prolongar las fases asintomáticas y para ayudar a la piel a recuperarse y estabilizarse.
Estos cuidados básicos son, por supuesto, la higiene y la hidratación.
Hidrata la piel dos veces al día y mantén las rutinas de higiene.
Es muy importante llevar una vida equilibrada y con el menor estrés posible, para dilatar los lapsos entre brotes, así como para minimizar estos.
Consulta Remedios para la dermatitis atópica, si quieres tener más información sobre el cuidado de la piel con DA.
Cuando pica y pica
Además de lo que ya hemos apuntado, vamos a ver otras formas de combatir y atenuar el picor.
Algunas pueden parecerte tontas o raras, pero funcionan, y por eso te las facilitamos.
Utiliza las que mejores resultados te aporten; al final, cada piel es un universo y cada uno ha de encontrar su terapia particular.
Siempre, siempre, siempre, evita rascarte. Es difícil, pero el rascado erosiona y empeora mucho la condición de la piel enferma y desprotegida.
Cuanto peor está la piel, más pica, por lo que es muy importante intentar mantenerla lo más sana, cuidada e hidratada posible.
Tratamientos médicos
- Incluyen los corticoides y los antihistamínicos, tanto tópicos como orales.
Aunque puedes adquirir cremas y pomadas con corticoides sin receta, consulta siempre con tu médico, pediatra o dermatólogo.
También el médico recetará antihistamínicos, si considera que pueden ayudar a mantener a raya los picores.
- Si se presenta una infección o sobreinfección, será el doctor quien prescriba el antibiótico adecuado, la cantidad y la duración del tratamiento.
Nunca te automediques, ni mediques a tus hijos por tu cuenta.
El prurito llega a resultar desesperante para quienes lo padecen, y para los que conviven con ellos, pero la automedicación puede derivar en cuadros peores, e incluso en el desarrollo de resistencias a medicamentos que deberían ayudar. Esto reza especialmente para los antibióticos.
- Los inmunomoduladores tópicos han demostrado su eficacia como antiinflamatorios y para controlar el picor. Bajo prescripción y control facultativos, siempre.
- Los inmunosupresores se utilizan en casos severos y precisan, no solo de receta médica, sino, normalmente, de visado y un estricto control analítico durante el tratamiento.
- La fototerapia es otra opción y da buenos resultados en los casos en los que está indicada.
Tiene que recetarla y supervisarla el facultativo. El inconveniente es que no se puede realizar en casa: exige tiempo y desplazamientos.
- Pide a tu médico que te informe de las posibilidades de tratamiento, y aclara con él cualquier duda o consulta que te surja: le necesitas como aliado, y te dará información pertinente y actualizada sobre los tratamientos.
Aceites
Hay muchos aceites que puedes aplicar directamente sobre la piel: bajarán la intensidad de los picores, añadirán elasticidad a la piel y la protegerán.
- Aceite de girasol.
- Aceite de coco.
- Aceite de maíz.
- Aceite de onagra.
- Aceite de borraja.
- Aceite de soja.
- Aceite de aguacate.
Aceites esenciales
Los aceites esenciales no se deben aplicar nunca directamente sobre la piel.
Hay que rebajarlos: puedes añadirlos a las cremas o a los aceites antes citados, mezclándolos muy bien y en cantidades pequeñas (de tres a cuatro gotas por cada 15 ml., como norma general).
Antes de extenderlos sobre la piel, haz una prueba.
- Lavanda.
- Aceite del árbol del té.
- Tomillo.
- Rosa mosqueta.
- Romero.
- Salvia.
- Palmarosa.
- Manzanilla.
- Flor de Caléndula.
- Flor de la Matricaria.
- Albahaca.
- Espliego macho.
- Eucalipto.
- Mandarina.
- Naranja.
- Menta Piperita.
- Orégano.
- Raíz de regaliz.
Con algunos aceites hay que tener cuidado, porque son fotosensibilizadores, y otros pueden afectar al sistema hormonal.
Busca información y asesoramiento.
Los aceites no sólo calman la piel: aportan hidratación, elasticidad, protección, y ayudan a restaurar su equilibrio bioquímico.
Otros tratamientos
Compresas frías
Ya sean de agua o de infusiones.
Combaten el picor, atenúan la inflamación y refrescan la piel.
Puedes dejarlas durante un tiempo, dependiendo de su composición, concentración y el estado de la piel.
Vendas oclusivas
Este tipo de tratamiento debes usarlo cuando así lo recomiende el médico y siempre bajo su supervisión.
No olvides que la piel atópica es susceptible a las infecciones, y un vendaje oclusivo no siempre está indicado.
baños
Con sal marina, con avena, con bicarbonato sódico, con infusiones.
De no más de 20 minutos de duración y con el agua tibia, nunca muy caliente.
Baños de lejía
Han demostrado su eficacia para ayudar a la piel atópica y aliviar los picores.
Añade lejía casera normal al baño: media taza para una bañera llena. Disuélvela muy bien.
Aunque te pueda parecer sorprendente, ayuda a controlar posibles infecciones y alivia el picor.
Si es para un niño o un bebé, consulta al pediatra y siempre, haz una prueba antes, con el agua de la bañera, en una zona pequeña de piel irritada.
No permanezcas en el baño más de 10 minutos, no sumerjas la cabeza y aclara muy bien la piel con la ducha.
Después del baño, hidrata siempre la piel.
Baños de mar
Relajan, alivian y ayudan a la piel a restablecer su equilibrio.
No olvides aclarar abundantemente la piel, e hidrátala después de cada baño.
Evitar el picor por la noche
El picor se intensifica por la noche, y durante el sueño se producen rascados incontrolados que pueden empeorar mucho la piel, causando heridas y sangrados que facilitarían las infecciones.
Para reducir el picor y el rascado hay varias cosas que puedes hacer.
- Evita los desencadenantes antes de ir a dormir: comidas excitantes o potencialmente alergénicas, cambios de temperatura, ambientes secos o demasiado húmedos, etc.
- Utiliza algodón tanto para los pijamas como para la ropa de cama. No uses lana ni tejidos sintéticos, ni siquiera en mantas o cobertores.
- Un baño antes de dormir alivia el picor y relaja.
- Hidrata muy bien la piel: aprovecha la noche para utilizar emolientes más grasas.
- Toma un antihistamínico, si te lo han recetado.
- Toma una infusión calmante que te resulte agradable. Si quieres endulzarla, usa miel en vez de azúcar.
- No tengas la habitación excesivamente caliente ni te abrigues demasiado: el calor o el sudor desatarán el picor.
- Adquiere una rutina a la hora de acostarte: ayudarás a tu cuerpo a prepararse para el descanso, asociándolo a algo deseado y placentero.
- Lee o medita antes de dormir.
- Practica algún ejercicio suave, que no te haga sudar. El cansancio te ayudará a dormir antes y mejor.
- Si no puedes evitar rascarte o que tu hijo se rasque, plantéate la posibilidad de dormir con guantes o manoplas de algodón. Si las manos no pueden respirar y sudan, será peor el remedio.
Otros trucos
- Date golpecitos en vez de rascarte.
- Frota la piel con la palma de la mano, suavemente.
- No le digas a tu hijo que no se rasque: le estresará más y aumentará el picor. Mejor, explícale las veces que haga falta, por qué no debe hacerlo; juega con él, distráele, enséñale trucos.
- Rasca algo, en vez de tu piel. Suena absurdo, pero sirve para engañar a la mente cuando necesita rascar.
- Ocupa tus manos: si estás haciendo algo con ellas, es menos fácil que te rasques, y puedes ser más consciente de que vas a hacerlo, evitándolo y aplicando cualquier otro remedio. Realizar cualquier trabajo manual, además, te distraerá y hará que tú y tu piel olvidéis el picor.
- Haz algo con las manos en vez de rascarte: aprieta y suelta los puños, da golpecitos a una superficie… lo que sea para romper el hábito de rascar.
- Respira hondo y despacio dos o tres veces. Es un truco manido y simple que sigue funcionando.
- Utiliza alguna técnica de relajación y/o meditación.
- Puede que necesites aprender técnicas de inversión de hábitos: hay profesionales que te enseñarán y te entrenarán. Dan muy buenos resultados.
- Lo que te alivia un día puede no hacerlo otro: tendrás que probar e ir cambiando, si lo necesitas.
Resumiendo (mucho)
El picor es el peor síntoma de la piel atópica, y puede deteriorar mucho la calidad de vida quienes la padecen y quienes conviven con ellos.
Hoy en día hay muchas formas de combatir y controlar el picor: prueba y quédate con las que mejor se adapten a ti, a tu piel y tu vida.
No te dejes vencer por la desesperación y cuenta siempre con tu médico, que además te informará de cualquier novedad o avance de los que te puedas beneficiar.
Procura evitar el estrés: es fundamental para salir del círculo vicioso del rascado.
Si incorporas rutinas de cuidado de tu piel a tu día a día, mejorará esta y tu calidad de vida.