¿Tienes dermatitis atópica y ya no sabes qué hacer?
¿El picor y el aspecto de tu piel te desesperan?
¿Los tratamientos parecen haber dejado de funcionar?
La dermatitis atópica suele presentarse en bebés y niños muy pequeños, afectando hasta a un 20% de la población infantil.
Tiende a moderarse con el paso de los años, llegando, en muchos casos, a desaparecer en la juventud o las primeras etapas de la edad adulta.
Pero no siempre es así, y cuando persiste, puede ser difícil de afrontar, sobre todo para niños y adolescentes.
Afecta a un 5% de la población adulta: cerca del 90% se siente impotente ante la enfermedad, y un elevado porcentaje dice sentir irritabilidad, cansancio y tristeza, a causa de esta.
Si a esto añadimos el impacto en el aspecto físico, es fácil entender cuánto llega a afectar y alterar la vida de quienes la padecen.
La piel aparece reseca, irritada e inflamada, sumando el rechazo social de los afectados a los muchos inconvenientes de la enfermedad.
Te recomendamos que leas Piel atópica en bebés: síntomas, causas y tratamiento, si quieres saber más sobre el tema.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una condición crónica de la piel que se manifiesta con:
- Excesiva sequedad.
- Inflamación.
- Lesiones eccematosas.
- Picor intenso.
- Pápulas (ampollitas).
- Aunque las zonas más afectadas suelen ser cuello, brazos, y piernas, puede darse en cualquier parte del cuerpo.
El picor es el peor síntoma, y el que genera más problemas: si quieres más información, consulta Consejos para calmar el picor en la piel atópica.
Contenido de la entrada
Causas de la dermatitis atópica
Aunque todavía se desconoce qué causa la dermatitis atópica, sí se sabe qué factores inciden en su aparición.
El principal factor para el desarrollo de la enfermedad es el genético.
Actualmente, esta es la línea de investigación principal y, aparentemente, más prometedora.
Muchos de los que la padecen presentan mutaciones genéticas, en el gen FLG concretamente, que juega un papel determinante en la función de barrera de la piel. Al fallar esta, la piel pierde agua y, a la vez, se vuelve vulnerable a agentes externos irritantes y/o patológicos (polvo, sudor, ácaros, virus y bacterias, hongos, etc.).
Pero, además del componente genético, son necesarios factores externos y ambientales para desarrollar la afección.
Finalmente, la DA se produce como resultado de una reacción exagerada del sistema autoinmune ante determinados estímulos. Entre estos cabe destacar:
- Temperatura y grado de humedad/sequedad del ambiente.
- Productos químicos ambientales y/o asociados a geles, jabones, detergentes, cremas, colonias y perfumes, etc.
- Tejidos sintéticos.
- Lana.
- Alérgenos ambientales (polen, pelo de animales, etc.) y/o alimentarios.
- Sudoración.
- Estrés.
Tratamiento de la dermatitis atópica.
Pese a que, hoy por hoy, no existe una cura definitiva para la dermatitis atópica, hay muchas formas de tratarla para hacerla más llevadera.
Los tratamientos persiguen dos objetivos principales:
- Reducir el número de brotes.
- Acortar su duración e intensidad.
Cuanto antes reacciones y apliques el tratamiento, mejores y más rápidos resultados verás.
Más allá de los tratamientos médicos y farmacológicos, hay muchas cosas que puedes hacer para mejorar tu calidad de vida y mantener a raya tu dermatitis.
Medidas básicas innegociables
- El diagnóstico debe hacerlo siempre un médico.
Hay muchas enfermedades de la piel que pueden confundirse con la piel atópica. Un mal diagnóstico, puede empeorar y dificultar la recuperación de cualquier problema en la piel.
- La piel debe estar limpia, para prevenir sobreinfecciones, pero hay que evitar también el exceso de limpieza, que daña su manto protector natural, ya de por sí comprometido en una la DA.
- Emulsiona la piel al menos dos veces al día.
- Bebe agua: es importante la hidratación desde dentro. Las infusiones y los zumos naturales también sirven para hidratarte.
- Mantén una temperatura suave en tu entorno, siempre que sea posible.
- Ventila tu casa diariamente. Es importante mantener el aire limpio y renovado.
- Utiliza productos de higiene y de limpieza neutros y sin perfumes, parabenos, etc.
- Ponte prendas de vestir cómodas y holgadas, preferiblemente de algodón.
- Descarta los tejidos sintéticos y la lana.
- Lava la ropa nueva antes de usarla, como prevención.
- Evita los alérgenos ambientales (polvo, polen, humo, ambientadores, etc.).
- Ten cuidado con posibles alérgenos alimentarios: huevos, lácteos, gluten, frutos secos…
- Mantén las uñas cortas, para minimizar los riesgos si te rascas.
- Date duchas o baños no muy prolongados (las duchas no deben exceder los 10 minutos y los baños los 20, con el agua siempre templada), usando jabón sólo para axilas, pies y genitales; no utilices esponja, manoplas, etc.
- Nunca frotes la piel al secarla.
- Haz una dieta equilibrada, evitando excitantes como la cafeína y la teína, picantes, comidas muy fuertes, alcohol…
- Un humidificador puede suavizar un ambiente excesivamente seco.
- Realiza un ejercicio moderado, que no te produzca demasiada sudoración.
- Utiliza siempre protección solar: hay protectores específicos para pieles atópicas, que a la vez la tratan y hacen la función de barrera.
- Evita el estrés, o aprende a minimizarlo.
Incorporando estas medidas básicas, cuya eficacia está ampliamente demostrada, a tu rutina diaria, lograrás:
- Mejorar significativamente tu calidad de vida.
- Minimizar el impacto de la enfermedad.
- Disminuir los brotes en cantidad y duración.
Si te interesa saber más sobre la dieta para DA, te recomendamos: La alimentación más adecuada para la piel atópica.
¿Por qué tratamientos alternativos?
Parece haber tres motivos principales por los que los pacientes buscan soluciones más allá de la medicina oficial.
- No existe una cura para la DA y muchos tratamientos pierden eficacia con el paso del tiempo, o resultan eficaces de forma muy puntual.
- No hay todavía una explicación de su origen y sus causas.
- Los tratamientos convencionales (corticoesteroides, inmunosupresores, etc.) son percibidos como poco seguros por los enfermos.
A la hora de plantearte remedios alternativos para tu dermatitis atópica, no olvides que lo natural no es, necesariamente, sinónimo de inocuo o seguro.
En líneas generales, ten en cuenta que los productos que uses para tu piel deben:
- Tener un pH ácido, como el de la piel.
- Ser ricos en aceites con ácidos grasos omega.
- No incorporar detergentes ni altas dosis de alcoholes.
- No contener potenciales alérgenos(frutos secos, perfumes, parabenos, colorantes, etc.).
- Contener un elevado porcentaje de ingredientes de origen natural.
Remedios para la dermatitis atópica
Vamos a ofrecerte diferentes remedios que te ayudarán a paliar los efectos de tu dermatitis atópica.
Para facilitarte su utilización, los clasificamos por la forma de aplicarlos o usarlos.
Tratamientos tópicos
Emolientes
Lo primero que tu piel seca y maltratada necesita, siempre, es un emoliente, es decir, una crema que la trate y la cuide.
Los emolientes hidratan y suavizan la piel, al favorecer la retención de agua.
Su efecto barrera impedirá que tu piel pierda defensas y humedad, a la vez que la protegerá de elementos externos potencialmente dañinos.
Además, reducirán la inflamación y el picor.
Los encontrarás en forma de leches, cremas, bálsamos o pomadas, según su contenido graso.
Elegir la presentación adecuada depende de muchos factores: la severidad de tu dermatitis, la zona del cuerpo, la época del año o el momento del día (puedes aprovechar la noche para usar fórmulas más grasas).
Busca productos ricos en ácidos grasos omega, que incorporen también vitaminas del grupo B, D y E.
Ten especial cuidado con ingredientes que, si bien están indicados para pieles secas, en proporciones excesivas pueden empeorar la condición de una piel atópica (urea, lactato, ácidos glicólico y salicílico, etc.).
Evita perfumes, parabenos y compuestos químicos o potencialmente alergénicos.
Ante un producto nuevo, realiza una prueba en una pequeña zona de tu piel, para comprobar que no te irrita más, ni te pica, duele, o produce cualquier otro síntoma de empeoramiento.
Si tienes dudas, abstente de comprar productos que no conozcas: como sabes mejor que nadie, la piel atópica es extremadamente sensible.
Aquí puedes encontrar más información sobre Las mejores cremas para pieles atópicas.
Importante:
- Asegúrate de que tu emoliente tiene un pH ácido.
- Los emolientes pueden no ser aconsejables cuando la piel está infectada, ya que su base húmeda y oleosa favorece la proliferación de bacterias: consulta con tu médico.
Cómo aplicarlo:
- Pon una cantidad generosa de emoliente.
- No lo frotes, extiéndelo suavemente, en dirección al crecimiento del vello.
- Después de una ducha o baño, extiéndelo sobre la piel algo húmeda.
- Úsalo al menos dos veces al día, o más, si tienes la piel especialmente seca.
Avena
Un clásico en el tratamiento de pieles sensibles e irritadas, por su demostrada eficacia.
Hiérvela en agua, deja enfriar y aplica sobre la piel con algodón o gasa.
También puedes usarla en compresas y dejarlas sobre el área afectada por un tiempo.
Aloe vera
Son muchas las propiedades beneficiosas del aloe vera para la piel:
- Antibacteriano.
- Antiséptico.
- Antiinflamatorio.
- Cicatrizante.
- Potencia el sistema autoinmune.
- Calma y refresca la piel con picor o irritada.
Si tienes aloe vera en casa:
- Es importante que la planta no sea muy joven (mejor de tres o más años).
- Elije una hoja de entre las más viejas (las más externas).
- Lávala muy bien, con agua abundante y fresca.
- Corta un trozo de la hoja, elimina las púas laterales, extrae el gel del interior y úsalo directamente sobre la piel.
- Si lo lo enfrías antes aliviará el picor.
- Puedes guardar el resto de la hoja en la nevera para usarlo posteriormente.
También puedes preparar compresas con gasa estéril y dejarlo aplicado sobre la zona a tratar durante un rato: te aliviará cuando tengas la piel especialmente irritada e inflamada.
Finalmente, puedes hacer tu propia crema de aloe vera.
Caléndula
- Calmante.
- Antiséptica.
- Cicatrizante.
- Regeneradora.
- Emoliente.
- Mejora la producción de colágeno de la piel, fundamental para su equilibrio y sus defensas.
Puedes poner unas gotitas de aceite de caléndula sobre la piel, o usar alguna crema elaborada con esta planta.
Pepino
- Refrescante; puede ser un gran alivio en episodios de mucha picazón.
- Antiinflamatorio.
- Relajante.
Córtalo en rodajas y ponlas directamente sobre la piel, o bien tritúralo o bátelo, hasta hacer una crema.
También puedes mezclarlo con yogurt (natural y sin azúcar).
Tomillo
- Antiséptico.
- Antifúngico.
- Calmante.
Utiliza aceite esencial de tomillo, diluido al 3% o prepara una infusión: una vez fría, aplícala con un algodón y dando ligeros toques.
Vinagre de manzana
La primera ventaja del vinagre de manzana es que es ácido, como la piel: la dermatitis atópica altera el pH de la piel, alcalinizándola.
Tienes que utilizarlo siempre diluido. No lo uses nunca directamente sobre la piel, puede resultar muy irritante y doloroso.
- Ayuda a restablecer el manto ácido de la piel.
- Antibacteriano.
- Fungicida.
- Por su composición, ayuda a evitar la descamación de la piel.
Recuerda: úsalo siempre diluido. El vinagre puro puede dañar severamente la piel.
Añade una cucharada de vinagre a un vaso de agua y pon la mezcla, con algodón o gasas, sobre la zona afectada, sin frotar.
Para comprobar la tolerancia de tu piel y evitar riesgos, empieza con una cucharada sopera escasa y sube la dosis hasta la cucharada sopera entera.
También puedes usarlo en compresas y dejarlas sobre la piel unas tres horas máximo.
Llantén
Gracias a su composición, que incluye flavonoides, ácidos grasos y vitaminas, el llantén es un efectivo:
- Emoliente.
- Antiinflamatorio.
- Antiulcerante.
- Cicatrizante.
- Antiséptico.
- Antibacteriano.
- Antiviral.
Se utilizan las hojas verdes, sin desecar, calentándolas primero en agua, para depositarlas sobre la zona o zonas a tratar, una vez enfriadas.
Té negro
Alivia el picor y acelera la recuperación de la piel.
Contiene mucho ácido tánico, que es un gran antiinflamatorio.
Puedes aplicarlo con las propias bolsitas de té, con cataplasmas o directamente con un algodón. Aliviará y refrescará tu piel.
Deja el té reposar diez minutos mínimo, para aprovechar bien los taninos, y déjalo enfriar antes de usarlo.
Aceite de coco
Hay estudios que demuestran su eficacia en el control de colonias bacterianas de la piel.
La mayoría de los enfermos de DA presentan colonias de estafilococos en la piel, lo que no significa, necesariamente, que tengan infecciones.
Es antiinflamatorio y un buen protector de la piel, mejorando el efecto barrera.
Contiene ácidos grasos que equilibran el pH e hidratan.
Aunque que hay que tener cuidado con productos potencialmente alergénicos, como algunos alimentos, el aceite de coco ha demostrado ser seguro cuando se utiliza sobre la piel.
El aceite de coco virgen solidifica a temperatura ambiente, pero se licua en cuanto entra en contacto con la piel.
Aceite de girasol
Es un estimulante natural de la producción de ceramidas, que juegan un papel fundamental en la estructura de la barrera de la dermis: ayuda a sanar la piel dañada y a mantener su equilibrio natural.
Es un eficaz antiinflamatorio y antibacteriano.
Miel
La miel posee demostradas propiedades curativas, es bactericida y un estimulante natural del sistema autoinmune.
Aplicada directamente sobre la piel, previene infecciones y la nutre. Además, la miel es rica en vitaminas y minerales, es antiinflamatoria y limpia y alivia el picor de la piel.
Es importante que te asegures de utilizar miel 100%: muchas de las mieles que hay en el mercado están mezcladas con siropes y otros productos, lo que las hace poco seguras para pieles atópicas.
La eliminarás fácilmente con agua templada.
Aceite del árbol del té
Sus demostradas propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y calmantes, lo convierten en un aliado ideal para las pieles sensibles.
Usa aceite esencial y mézclalo siempre con aceite de almendra, coco o de girasol, para rebajarlo (por norma, no pongas ningún aceite esencial directamente sobre la piel), o con alguna de las cremas emulsionantes que utilices.
Haz una prueba sobre la piel, para ver qué concentración toleras.
Prepara tu propio aceite
Mezcla los siguientes ingredientes:
- 300 ml de aceite de almendra
- 3 cucharadas de hinojo
- 3 cucharadas de caléndula
- 2 cucharadas de manzanilla
- 1 cucharada de harina de avena
Filtra la mezcla, guárdala en un envase de cristal y deja macerar durante al menos 20 días, en un lugar seco, fresco y protegido de la luz.
Póntela sobre la zona a tratar dos o tres veces al día.
Baños
Un baño puede ser un momento de alivio y relax para tu piel… y para ti.
Los baños no deben ser muy prolongados: de 10 a 15 minutos es más que suficiente para una piel atópica.
En cuanto a la temperatura, es importante que no sea excesiva: el agua muy caliente puede irritar y empeorar tus lesiones.
Verás que repetimos muchos de los productos que ya te hemos recomendado.
Avena
Cuécela y tritúrala con la batidora, hasta hacer una masa que añadirás al baño. Si queda algún grumito, puedes usarlo para frotarte la piel con mucha suavidad.
Calmará tus picores y mejorará tu piel.
Si eres celíaco, no uses avena que no esté etiquetada como «sin gluten»: aunque la avena no tiene gluten, se procesa con otros cereales que sí lo contienen, por lo que puede estar contaminada.
Vinagre de manzana
Añade dos o tres tazas de vinagre al baño.
Además de mitigar el picor, protegerá y equilibrará tu piel y, como beneficios extra, eliminará el olor del sudor y te dejará un pelo espectacular.
Aclárate muy bien después del baño.
Sal
Así, sin más.
A falta de playa, añade hasta dos kilos de sal marina natural al agua del baño.
Importante:
- Usa sólo sal marina 1oo%: hay sales que incorporan productos antiaglomerantes, que pueden perjudicarte.
- Añade la sal poco a poco, hasta encontrar la medida perfecta para tu piel.
Al baño de sal puedes añadir también vinagre de manzana.
Como podrás imaginar, los baños en el mar son de lo más aconsejable.
Eso sí, aclárate muy bien para eliminar toda la sal, que puede resecarte más la piel, y si tu piel lo tolera, sécate unos minutos al sol. Luego ponte protector solar especial para pieles atópicas.
Infusiones
Puedes usar las hierbas que te hemos recomendado en el apartado anterior, añadiendo la infusión al baño.
Por norma, hierve 100 gramos de producto en un litro de agua.
Puedes mezclar varias hierbas o alternar diferentes hierbas en tus baños. Evita hacer mezclas muy complejas: lo sencillo suele funcionar muy bien.
Por sus propiedades calmantes, antiinflamatorias, regenaradoras y protectoras, te aconsejamos:
- Caléndula.
- Camomila.
- Cardiospermum.
- Cola de caballo.
- Corteza de espino cerval.
- Corteza de roble.
- Flor de saúco.
- Hierba de San Juan.
- Hinojo.
- Lavanda.
- Llantén.
- Malva.
- Ortiga verde.
- Regaliz.
- Tomillo.
- Té negro.
Precaución: No utilices mezclas de hierbas cuya composición no conozcas.
Remedios orales
Probióticos
Resultan eficaces para disminuir la duración e intensidad de los brotes.
Cúrcuma
Con demostrado efecto antiinflamatorio.
Puedes añadirla a tus comidas: recuerda que la cúrcuma es el ingrediente principal del curry.
Aceites ricos en ácidos grasos
- Aceite de onagra: lo puedes tomar en perlas.
- Aceite de borraja: disponible como aceite y en perlas.
- Aceite de girasol.
- Aceite de soja.
- Aceite de maíz.
- Aceite de oliva.
Puedes usar los aceites para cocinar, aderezar tus ensaladas, etc.
Aportarán el tipo de grasa que tu piel necesita, desde dentro.
Infusiones
Todas las ya mencionadas, tomadas, también te ayudarán y calmarán.
Si los picores te irritan, añade a cualquier infusión tila, para relajarte.
Si las quieres endulzar, utiliza miel en vez de azúcar.
Alimentos que te pueden ayudar
Por su contenido alto en grasas «buenas», te aconsejamos los frutos secos, en especial las nueces, las pipas de girasol, semillas de lino, que puedes agregar a ensaladas y otros platos, y, por supuesto, cualquier pescado azul.
Otras terapias
La acupuntura y la acupresión han demostrado ser buenos aliados para complementar el tratamiento de la DA.
La meditación, alguna técnica de relajación, el tai-chi y el yoga son herramientas que pueden colaborar en la mejoría de tu calidad de vida.
Resumen
La piel atópica necesita cuidados especiales y constantes.
Recuerda:
Mantén tu piel limpia e hidratada.
Evita jabones, geles, champús, desodorantes, detergentes y suavizantes, y, en general, productos de higiene, cosméticos y limpiadores con:
- Colorantes.
- Perfumes.
- Alcohol.
- Lanolina (es un derivado de la lana que puede causar alergia).
- Parabenos.
- Sulfatos.
- Formaldehído.
- Colorantes.
Restringe el uso de colonias y perfumes.
Utiliza ropa cómoda y suelta, de tejidos que transpiren, preferiblemente, algodón.
Prueba cualquier producto que vayas a aplicarte sobre la piel.
Evita bebidas y comidas excitantes y/o picantes.
Limita la ingesta de bebidas alcohólicas.
Aprende a controlar el estrés: puedes utilizar técnicas de relajación e incluso recurrir a un profesional que te enseñe a manejarlo.
Siempre que puedas, mantén la temperatura y la humedad de tu entorno en niveles suaves y amables para tu piel: el frío y el calor excesivos no te benefician, ni los ambientes muy secos o muy húmedos.
¡Cuidado!
Si has oído hablar de tratamientos a base de vendajes y de fototerapia, tienes que saber que no puedes hacer este tipo de terapias sin la guía de un profesional: tu médico te dirá si están indicados, cómo realizarlos y dónde.
Incorporando ciertas rutinas a tu vida diaria y cambiando algunos hábitos, tu dermatitis mejorará y tu calidad de vida también.