Para las personas que no tienen demasiada experiencia en temas de cuidado facial y maquillaje, este mundo puede ser bastante abrumador. Cada vez que miras, hay una nueva tendencia, una recién salida línea de productos, e incluso consejos y técnicas totalmente nuevas que terminan ocasionando toda una inmensa cantidad de dudas.
Entre tantas opciones, resulta sumamente complicado determinar qué producto, aliado o cosmético es el más indicado y en cuales situaciones es más conveniente aplicar una u otra solución para conseguir los resultados esperados.
Este tipo de problemas y dudas puede llegar a abarcar incluso temas considerados como bastante básicos, pilares fundamentales del cuidado facial y de los que depende en gran medida la efectividad de algunas sustancias o el propio estado de apariencia y salud de toda la piel y especialmente del rostro.
Esto solo empeora cuando llega el momento de elegir entre algunos productos que puede parecer que cumplen la misma función o que al menos son para cosas realmente muy similares, como en el caso de las pre-bases, primer, o hasta cuando comparamos productos como la crema y el suero facial.
Pero este aspecto no solo abarca lo que aplicamos al momento de maquillar o con objetivos especiales, sino que puede llegar hasta el propio punto de la rutina diaria de cuidado, esa que todos los grandes y pequeños expertos siempre recomiendan seguir al pie de la letra y cumplir a cabalidad dos veces cada día.
Esto es exactamente lo que ocurre en el caso de los limpiadores y desmaquillantes, dos productos bastante similares que causan una enorme cantidad de confusiones, al punto de que hay quienes consideran que se trata exactamente de lo mismo y que limpiar el rostro y desmaquillarlo son dos sinónimos y se trata exactamente del mismo paso.
Si eres parte de este grupo y hasta el día de hoy no has logrado resolver esta duda, en este artículo vas a encontrar lo que tanto has estado buscando. Al finalizar de leer, podrás tú mismo determinar qué es con exactitud la limpieza facial y si se trata o no del mismo proceso de desmaquillar, algo sumamente importante que figura entre los Principales secretos para tener una piel realmente limpia y sana.
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¿Es o no lo mismo?
Para comenzar a hablarte de este tema, lo primero que debemos hacer es justamente aclarar la pregunta principal, ya que de esta respuesta se deriva toda una gran cantidad de razones, explicaciones y aspectos que debes conocer para poder poner en práctica.
Hay que aclarar que, aunque te pueda parecer que de verdad lo son, cuando nos referimos a la limpieza facial, para nada estamos refiriéndonos al mismo paso que cuando hablamos de desmaquillar el rostro, sino dos aspectos totalmente independientes el uno del otro, que pueden más o menos necesarios dependiendo de la situación en la que te encuentres.
Por un lado, el desmaquillar, como su nombre lo sugiere consiste en la tarea de remover de la piel todo rastro de maquillaje que se ha aplicado, este no es jamás un paso diario obligatorio, sino que depende de si has puesto o no maquillaje en el rostro. Si te has maquillado es indispensable añadirlo a la rutina nocturna, pero si eres hombre o en general si no eres de usar bases y demás, este aspecto queda totalmente ajeno a ti.
Lo contrario ocurre con la limpieza facial, esta es un aspecto clave que debemos seguir todos, y no está ligada a ningún producto previo o aplicación de sustancia. Limpiar la piel o realizar una limpieza facial es el hecho, como su nombre lo indica, de eliminar la suciedad.
Todos sin excepción producimos y acumulados suciedad en el rostro, por lo que sin falta debemos obligatoriamente seguir una rutina de limpieza en la cara tal y como hacemos con el resto de nuestro cuerpo todos los días al tomar una ducha.
Qué son el limpiador y el desmaquillante y para qué sirve cada uno
Una vez aclarado que realmente limpiar la cara y desmaquillarla no son exactamente lo mismo, podemos proceder a resolver la duda que aqueja a más personas, qué son estos dos productos tan populares y cómo sé si necesito un limpiador o un desmaquillante, ya que según su empaque cumplen las mismas funciones en el rostro.
Seguramente a estas alturas, queda un poco lógico que uno se aplica en cada situación que lo amerite, pero este par de sustancias van un poco más allá y tienen ciertos aspectos que es necesario mencionar y aclarar de la mejor manera posible para terminar de entenderlos del todo y estar un paso más cerca de volverte todo un experto en el cuidado dérmico.
Qué es el desmaquillante
Como seguramente ya habrás escuchado, por mucho trabajo que te hayas tomado para elegir el maquillaje ideal, adquiriendo productos de primera calidad y con formulaciones especiales para las necesidades de tu piel, que incluya factores extra como la humectación, protección solar o incluso esté enriquecido con vitaminas, este producto no es un tratamiento facial.
El maquillaje en general no está destinado para mantenerse en el rostro, y nuestra piel lo sabe, para ella, cualquier producto de maquillaje es considero como contaminante, al punto de que a nivel microscópico entra exactamente en el mismo grupo que el polvo, el sebo, la polución y en general cualquier otro elemento externo que ensucie la piel.
Pero, a diferencia de ellos, el maquillaje si está diseñado de forma inteligente y pensado para mantenerse en la piel, adhiriéndose con más fuerza para que pueda soportar intacto todo el día. Para nuestra apariencia momentánea esto es una enorme ventaja, pero en cuanto a la salud de la piel, no es sino todo un problema que requiere de la misma solución que su origen, la ayuda de los avances en el área cosmética.
Para remover un producto que se adhiere con más fuerza se necesita un aliado más poderos, y es allí cuando nace el desmaquillante. Una sustancia cuya formulación le permite remover la totalidad del maquillaje acumulado y ayudar a la piel a recobrar su estado natural, libre de esta sustancia invasiva.
De él hay muchas opciones, incluso alternativas como Las mejores recetas para hacer tu propio desmaquillante natural que varían dependiendo de las necesidades de la piel e incluso del tipo de maquillaje que estés utilizando.
Los tres grupos principales son el elaborado en a base de agua para maquillaje hidrosoluble, la opción considerada de base oleosa, especial para remover el maquillaje waterproof y el bifásico que funciona igual en ambas situaciones.
Pero cabe aclarar que no se trata de un producto milagroso, este está pensado de forma bastante específica, y su poder de limpieza solo alcanza al maquillaje, esto quiere decir que todos los demás contaminantes no se extraen con este producto, ya que están compuestos de forma distinta y por ende requieren un tratamiento diferente.
Qué es el limpiador facial
La cara opuesta al desmaquillante la encontramos justamente en este producto. Así como el anterior está pensado para ayudarte a remover todo rastro de maquillaje de tu piel, el limpiador es el aliado perfecto para extraer otra clase de contaminantes.
Este producto nace por la necesidad de dar al rostro un tratamiento focalizado, que ataque tanto la suciedad producida por el mismo, donde entra el sebo, los restos de piel muerta y demás, así como la generada por factores externos y el propio ambiente, e incluso microorganismos que puedan estar haciendo vida en tu piel, todo para lograr que esté lo más limpia posible.
Se trata de una sustancia poderosa, que no daña la piel pero la deja impecable, funciona atrapando todo rastro de suciedad y removiéndolo del rostro. Para ello, logra penetrar de forma efectiva en todos los espacios, incluyendo el interior de los poros, donde atrapa sin problemas cualquier elemento que no debería estar allí.
Están elaborados en base a agua, usando una combinación perfecta de elementos grasos, compuestos acuosos y diversos aditivos que ayudan a repotenciar su fórmula y mejorar su acción, todo esto para poder extraer de forma efectiva y por igual la suciedad que se disuelve en agua y la que resiste este elemento.
Su capacidad de penetración a comparación del desmaquillante es muy superior, ya que el antes mencionado no alcanza espacios tan internos y profundos, pero lamentablemente debido a su composición el limpiador no tiene la capacidad de remover ningún tipo de maquillaje, ni el resistente a prueba de agua, ni el más común maquillaje hidrosoluble o también llamado convencional.
Incluso, si haces el intento con un limpiador facial podrás notar como cuesta mucho que saque una capa más que la superficial, y con él es necesario frotar la piel en exceso para ver desprenderse un poco de maquillaje, algo que no debe hacerse en ningún caso ya que daña la piel y causa marcas irreversibles.
Entonces ¿Debo usar solo uno?
Para terminar de resolver todas las dudas respecto a este par de productos tan maravillosos que nos brindan alivio a la piel y ayudan a mejorar la apariencia en general, es necesario tener bien en claro en qué situaciones hay que aplicar cada uno de ellos.
Como ha quedado claro hasta ahora, si tienes la piel maquillada debes aplicas desmaquillante para remover este tipo de sustancia, y si quieres extraer la suciedad el aliado más indicado es justamente el contrario, el limpiador facial.
Pero es necesario que antes de ir a comprar el que más se adapte a esta simple descripción debes tener total consciencia de que este par de sustancias no se llevan para nada mal, en realidad trabajan muy bien en equipo, y funcionan como un complemento perfecto.
Con esto te queremos decir que en el caso de que utilices maquillaje no debes descartar la aplicación de un buen limpiador facial, ya que como sabes, tratan dos tipos de suciedad o contaminante distintas.
Si solo acudes a la ayuda del primero, terminarías con una piel totalmente libre de maquillaje pero carga de grasa, microorganismos, polvo y demás, y en poco tiempo comenzarías a ver las consecuencias irreparables.
Si no te maquillas no hay mucho que pensar, este gran aliado de la belleza queda totalmente descartada, pero aún sigue siendo obligatorio el limpiador convencional, ya sea en espuma, gel, las famosas toallitas limpiadoras o la cada vez más popular agua micelar, dependiendo de tus gustos, tipo de piel y qué necesidades dérmicas tengas.
Este producto es de uso diario y debes aplicarlo dos veces cada día, la primera de ellas en la mañana al despertar y lavar tu cara para comenzar tu día, en esta extraes toda la suciedad acumulada a lo largo de la noche y los restos de cualquier crema o tratamiento que hayas aplicado.
La segunda cada noche antes de ir a dormir, de ambas esta es la más importante, ya que está pensada para remover todo lo acumulado durante el día, mientras estabas en la calle, trabajando, estudiando o demás. Es indispensable que no la dejes de lado, ya que ir a dormir con la cara sin lavar es igual de dañino que hacerlo sin haber removido el maquillaje.
En qué orden debes aplicarlos para que funcionen correctamente
Cuando tienes maquillaje en tu rostro y vas a usar ambos productos, el orden en el que los aplicas en tu piel determina su efectividad. De este aspecto depende que cada uno logre cumplir de forma adecuada sus funciones, y penetrar en la piel hasta donde se espera que lo haga, llevándose en el proceso los contaminantes y el maquillaje dependiendo el caso.
El orden adecuado siempre es el mismo y no depende del tipo de piel ni el maquillaje que has estado utilizando, ya que aunque se usan productos desmaquillantes distintos, en todos los casos, el paso a paso sigue siendo exactamente el mismo.
Debes siempre comenzar removiendo el producto más visible, o sea el maquillaje. Aplica en primer lugar esta sustancia siguiendo sus indicaciones, que si no sabes cuales son puedes encontrar en nuestro tema sobre Cuál es la técnica correcta para desmaquillar la piel
Una vez hayas terminado de extraer hasta el último rastro de maquillaje, será momento de comenzar con la limpieza más profunda y detallada, esta no se hace directo con el limpiador facial, sino que antes hay que remover los sobrantes del producto anterior.
Aplica siempre un lavado clásico, con ayuda de agua y jabón de preferencia con pH neutro y de origen natural, puedes usar un jabón de aloe vera, de avena, de coco o incluso el conocido habón de miel o de leche, todos ellos ofrecen los mismos resultados.
Después del jabón seca totalmente tu cara con una toalla limpia, sin frotar el rostro ni ejercer mucha presión, sino haciendo pequeños toques leves en cada espacio. Esto para evitar dañar la piel o deteriorarla, ya que a la larga el simple hecho de pasar la toalla con fuerza puede crear micro lesiones y pliegues que terminan convirtiéndose en las indeseadas arrugas prematuras.
Cuando hayas retirado el jabón y tengas el rostro seco es turno de aplicar el limpiador facial, este producto se coloca dependiendo su consistencia y el tipo de piel, aunque en general no es demasiado complicado o basta con pasar un algodón impregnado del mismo en toda la cara, poniendo mayor énfasis en las zonas donde se acumula mayor cantidad de suciedad.
Espacios como el costado de la nariz son muy importantes y jamás debes dejarlos de lado. Si ya tienes algunas arruguitas tampoco te olvides de ellas, has una leve presión en los pliegues para asegurarte que entre el producto, y luego al momento de retirarlo también ejerce un poco de presión allí.
Y después que hay que hacer
Cuando ya hayas aplicado el limpiador facial, seguramente notarás rápidamente la diferencia en tu piel. Esta va a lucir mucho más tersa, suave y luminosa casi al instante, si tienes el cutis graso, se verá más uniforme y libre de sebo, además con menos presencia de poros expuestos y sobras de piel muerta.
Pero aunque a simple vista se vea perfecta, debes tener cuidado ya que aún no has terminado el proceso de limpieza. Aunque en algunos casos no es tan necesario, la inmensa mayoría de los limpiadores requiere enjuague, ya que incluyen sustancias que a la larga pueden llegar a irritar la dermis, así que hasta que no las retires no puedes dar el trabajo como terminado.
Estas no necesariamente deben salir con jabón, aunque si lo prefieres no hay problema que apliques de nuevo un lavado, apoyándote de un limpiador eléctrico o incluso de una esponja limpiadora según como prefieras.
Si o quieres hacerlo, simplemente continúa con un tónico facial. En el mercado hay una inmensa cantidad de opciones que puedes elegir, que aunque no se trate de un producto demasiado popular, sí destaca como una alternativa eficiente para preparar a la piel para continuar con la rutina de limpieza.
Ya de último no te olvides de la humectación, un factor clave cada día, sea que hayas usado productos de venta comercial fabricados por tu marca favorita o las famosas opciones de elaboración casera de las cuales hay muchísimas, incluyendo la que te explicamos en nuestro tema sobre La manera más efectiva de usar el aceite de coco para desmaquillar
Para este punto, apóyate de una crema facial ya sea de uso diurno o nocturno o si lo prefieres puedes valerte de un sérum, lo importante es que consigas un cosmético que ayude a recobrar la humectación que le hace falta a tu piel y a recuperarse del posible daño que ha ocasionado el haber estado tantas horas con los poros obstruidos debido al maquillaje.