¿Crees que lo sabes todo sobre el sérum y cómo usarlo? ¿Tienes la seguridad de estar sacándole todo el partido?
Quédate con nosotros para salir de dudas. ?
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Conoce mejor el sérum
El sérum no ha llegado hasta donde lo ha hecho solo gracias al marketing (que también), sino por sus muy especiales y únicas características, que lo convierten en un tratamiento real para la piel. Real y efectivo para cualquier piel, sea como sea o de quien sea.
¿Eres hombre y todavía no lo has probado? Deja que te contemos todo lo que te estás perdiendo.
Mucha gente aún no entiende bien cómo funciona: cree que puede que sustituir a la hidratante (te lo aclaramos todo al respecto en Conoce las diferencias entre el sérum y la crema hidratante), o que es un producto para utilizar de vez en cuando, que es solo para pieles muy estropeadas, maduras, etc.
El sérum es un concentrado de principios activos diseñado para que penetre hasta las capas más profundas de la piel.
Su objetivo no es dar a nuestro cutis un mejor aspecto (cosa que consigue sin la menor duda), sino reequilibrar los desajustes que se puedan producir en su funcionamiento y corregir tendencias irregulares (por ejemplo, el exceso de sebo), para ayudar a que la propia piel trabaje adecuadamente.
Por lo tanto, no es exagerado decir que es más que un cosmético, ya que estos están destinados a «maquillar», pero no aportan soluciones reales y duraderas.
¿Cómo consigue esto el śerum? Gracias a sus potentes activos, a la alta concentración de estos y a que está hecho con moléculas muy pequeñas que traspasan fácilmente la barrera cutánea de la epidermis.
Los sérums son incluso físicamente diferentes, tanto en el envase como en el aspecto (aquí tienes nuestros favoritos: Estos son los mejores sérums faciales antiedad).
Se presentan en envases pequeños (entre 5 ml y 50 ml normalmente) que cunden mucho porque para cada aplicación se necesita muy poco producto.
Al ser tan concentrados, sus ingredientes son más susceptibles a la luz, el cambio de temperatura y el contacto con el aire, así que los envases deben cumplir con ciertos requisitos para garantizar que los protejan y preserven adecuadamente: tienen que ser de cristal u otro material, oscuro o totalmente opaco (no te fíes de los envases de plástico blando) y estar dotados de un sistema de administración que permita controlar las dosis – para evitar desperdiciar producto- y que al mismo tiempo los mantenga tan alejados del contacto con el exterior como sea posible.
Por eso preferimos, con diferencia, los sistemas de bombeo ariless (sin aire) que los goteros, ya que estos últimos pueden entrar en contacto con la piel y dejan más expuesto el sérum al exterior.
Muchos ingredientes son volátiles (como los aceites esenciales), fácilmente oxidables (de nuevo algunos aceites esenciales o la vitamina C, por ejemplo) y cuando un sérum es de base acuosa, y la mayoría lo son, es conveniente alejarlos de cualquier fuente de posible contaminación microbiana, porque son un buen caldo de cultivo para patógenos que los estropearían.
¡Que no cunda el pánico! El sérum es totalmente seguro y contiene los ingredientes necesarios para serlo, pero siempre es mejor prevenir, y más al tratarse de una mezcla que va a llegar hasta el fondo de la piel.
En cuanto al aspecto del propio sérum, es normalmente fluido, más o menos denso pero nunca en exceso. Existen algunos con textura de gel, también fluidos, y todos sin excepción penetran fácil y rápidamente en la piel sin dejar residuos.
Tanto es así que puede parecer que dejan la piel seca y/o tirante (por sus propiedades tensoras de efecto lifting). Recuerda que, en este caso, la procesión va por dentro. ?
Pueden ser de base acuosa (los más comunes) u oleosa, pero en ningún caso son grasos y, desde luego, no deben ser comedogénicos (oclusivos), ya que entonces no lograrían penetrar en la piel.
Para saber más del sérum te remitimos a nuestro artículo Todo sobre el sérum.
Cómo aplicar el sérum
No es que tenga mucho misterio pero es interesante saber aplicarlo bien para sacarle todo el partido y no utilizar más de la cuenta.
Ya te lo hemos dicho: con un poco basta y es suficiente. Utilizar más cantidad de la recomendada es absurdo y puede, incluso, ser contraproducente.
No olvides que el sérum es muy potente, así que ponerte mucha cantidad, aparte de que deja residuos pringosos en la piel, que solo va a absorber estrictamente lo que necesita, y nunca más, puede exceder la dosis de activos que la piel tolera sin problemas y producir irritaciones y otro tipo de reacciones.
La dosis normal oscila entre tres y cinco gotas, si el dosificador es un gotero. Si se trata de una bomba airless, una sola dosis es bastante.
El sérum tiene que aplicarse siempre en una piel muy limpia por dos motivos:
- La suciedad puede impedir que penetre, al obstruir los poros.
- Las partículas de suciedad pueden ser arrastradas por el propio sérum y no es lo que queremos para los estratos profundos de la piel.
Para limpiar la piel utiliza el sistema que más te guste, ya sea agua y jabón (un jabón que la cuide, claro), algún tipo de limpiador y tónico (sin alcohol) o agua micelar.
Se suele decir, y es cierto, que viene muy bien dejar algo de humedad tras la limpieza, que mejorará la penetración.
Los sérums más oleosos puedes calentarlos entre las palmas de las manos antes de aplicarlos para mejorar su penetración.
Una piel caliente absorberá más rápidamente el sérum: puedes conseguirlo con un pequeño masaje justo antes de aplicarlo, aclarando tu rostro con agua tibia o empleando una toalla de tocador húmeda (con agua templada) y sin secarte.
Puedes ponerlo directamente sobre el rostro (si tienes un gotero) o bien en la mano.
Aplícalo desde dentro hacia afuera con toques de las yemas de los dedos o presionando suavemente con la mano.
No lo extiendas como una crema porque penetra tan deprisa que se puede acumular mucho en algunas zonas y no llegar a otras: al fin y al cabo lo que se pretende es ayudar a que penetre, no a distribuirlo uniformemente sobre la piel como se hace con la hidratante.
¿Lo mejor? Ir por zonas, con poca cantidad cada vez.
Pon especial cuidado en el contorno de ojos, a no ser que utilices uno que sea apto para esta parte del rostro tan delicada. Existen sérums hechos específicamente para esa zona que se aplican justo antes del sérum facial.
Hay que ponerlo también en el cuello y en la zona del escote.
Si una vez puesto quedan restos retíralos con un algodón mojado en tónico, sin frotar, solo con toques y solo en donde haya un exceso.
Espera a que la piel lo absorba del todo, lo que no debería suponer más de uno o dos minutos.
El sérum puede producir ciertas sensaciones en la piel las primeras veces que lo usas o cuando cambias de fórmula: hormigueo, calor, cosquilleo, tirantez… Son totalmente normales y debidas a su intensidad. Desaparecen en poco tiempo.
De estas sensaciones la más común, sobre todo cuando se trata de sérums antiedad con ingredientes de efecto lifting es la de tirantez, que se debe a que el efecto tensor es inmediato. Cuando la piel se va rellenando gracias a la profunda hidratación y tú te vas acostumbrando a una piel más tersa, desaparece. Pero de momento, será la hidratante la que acabará con ella. ?
Algo que no debes olvidar es el protector solar todos los días del año, si quieres conservar tu piel joven y sana durante mucho tiempo. El sol es el responsable del envejecimiento prematuro de la piel (fotoenvejecimiento) en una proporción del 80%: provoca deshidratación, oxidación, manchas, arrugas, sequedad, etc. Lo hace durante todo el año, aunque no lo notes o no te lo parezca.
El protector solar, para que realmente resulte útil, según varios estudios realizados, tiene que tener un FPS de 50+ y debe renovarse periódicamente cada pocas horas (la frecuencia depende de cada fabricante).
Una hidratante con FPS no es un buen sustituto del protector solar y hay numerosos estudios que lo demuestran. Desde luego, es mejor que nada, pero es un parche puntual que no garantiza una protección real de las radiaciones solares.
El sérum en capas (layers)
Es una técnica que tiene sus fans y está muy extendida en oriente.
Es cierto que se pueden utilizar varios sérums a la vez y puede dar buenos resultados, pero no somos excesivamente partidarios de esta técnica.
Para empezar, puedes estar sobreexcitando tu piel por la acumulación de activos y causarte irritación o sensibilidad.
También existe la posibilidad de que la piel se estimule en demasía y pierda, por decirlo de alguna manera, el norte.
La premisa es que si tienes varios problemas cutáneos uses un sérum para cada uno, pero la piel es un sistema muy sutil y es mejor tratarla poco a poco, dándole tiempo para asumir los cambios, adaptarse y cambiar el ritmo.
Si de todas formas quieres probar esta técnica te aconsejamos encarecidamente que utilices dos de manera simultánea, no más, y que compruebes que los ingredientes de uno y otro son compatibles.
En este caso debes empezar con el más ligero o fluido y dejar el más denso en el último lugar. En el caso de que tengan la misma textura, empieza con el que trate el problema que más te preocupe y deja para el final el problema menos acuciante.
Entre uno y otro espera a que penetren completamente.
Una buena alternativa sería añadir a tu sérum favorito lo que pueda faltarle. Así, si tu sérum es antimanchas y necesitas además un extra de hidratación, puedes comprar uno que sea básicamente de ácido hialurónico y poner una o dos gotas al tuyo.
Pero tienes que tener en cuenta el efecto acumulativo en todo momento. Hay sustancias cuyo uso está regulado por buenas razones, ya sea porque en proporciones superiores pueden ser irritantes, o tener un efecto contrario al deseado (el AH por encima del 2% empieza a ser resecante: Descubre el sérum con ácido hialurónico), resultar tóxicos, etc.
Esta regulación se refiere a cada producto individualmente y no tiene en cuenta la eventualidad de que uses más de uno que contenga un determinado ingrediente: al hacerlo estarás exponiendo tu piel a un dosis peligrosa de lo que sea (otra razón de peso para evitar el uso de varios sérums a la vez).
Para tratar diferentes aspectos de tu piel sin riesgos lo mejor es alternar sérums distintos por la mañana y por la noche, teniendo en cuenta que para que consigan un efecto radical necesitarás hacerlo durante un período de tiempo mínimo de dos o tres meses.
Como tú llevas tu piel puesta, verás los resultados y los cambios y serás quien mejor pueda determinarlo. No te dejes llevar por el entusiasmo inicial, ya que un buen sérum hará cambios de manera muy inmediata, lo que es una maravilla pero no significa que se asienten de un día para otro.
Si quieres experimentar en tu propia piel (¡nunca mejor dicho! ?) de qué es verdaderamente capaz un sérum tienes que utilizarlo durante un tiempo no inferior a entre dos y tres meses. No querrás dejarlo.
Algunos trucos útiles
El sérum puede dar más juego de lo que imaginas. Te dejamos algunas sugerencias que esperamos que te resulten útiles.
- Donde tengas arrugas más marcadas o grupos de arruguitas puedes darte unos pellizquitos (suaves, por favor) antes de ponértelo: penetrará mejor.
- Tu sérum puede ser también tu mascarilla tratante. Es tan fácil como impregnar un paño o pañuelo fino de algodón o lino (o seda si tienes un antojo ?) con una cantidad generosa pero no enloquecida y ponértelo sobre la cara y el cuello entre 10 y 2o minutos. Pasado ese tiempo, retira el sobrante de tu cara y aplica la hidratante. Hazlo una vez por semana.
- El truco anterior puedes usarlo con un sérum especial que reserves para este fin. Por ejemplo, si usas uno bastante completo pero quieres reforzar el efecto hidratante o antioxidante, haz tu mascarilla con uno más específico para hidratar o luchar contra los radicales libres.
- ¿Quieres darle a tu maquillaje un aspecto fresco o renovarlo durante el día? Es tan fácil como ponerte un poco de sérum sobre este cuando hayas terminado de aplicártelo (si tu maquillaje tiene elementos húmedos déjalos secar muy bien). Es un truco de maquilladores profesionales. Lo único que tienes que hacer es usar una pequeña cantidad de tu sérum y aplicarlo mediante una suave presión con los dedos o las palmas de las manos. ¡No se te ocurra extenderlo ni frotar si no quieres arruinar todo tu trabajo! Te encantarán los resultados.
- Para que tus labios parezcan más jugosos, haz lo mismo: después del lápiz labial, un toque de sérum.
- Las manos están todavía más expuestas al sol y otros agentes (incluidos jabones de todo tipo, productos químicos, etc.) que el rostro y suelen ser las más olvidadas. No te vamos a recomendar ponerte sérum durante el día, porque lo más probable es que desaparezca en poco tiempo y no tenga apenas efecto. Pero usarlo durante la noche supone un cuidado extra que agradecerán.
- Si tus manos están muy deterioradas y/o envejecidas, una mascarilla de sérum usando guantes de algodón impregnados será un aliado perfecto para ellas. No excedas en más de media hora su uso.
Y algunos consejos muy útiles:
- Elige sérums hechos con ingredientes 100% naturales o con un porcentaje elevado de estos.
- Evita ingredientes como los perfumes, las fragancias o los colorantes (¿en serio quieres que cosas así lleguen hasta las zonas más profundas de tu piel cuando esta no los contiene?).
- Antes de empezar a utilizar un sérum haz una prueba en alguna parte discreta de tu rostro para asegurarte de que no tienes reacciones.
- Si un sérum te provoca cualquier efecto adverso intenso retíralo inmediatamente mediante una limpieza a fondo con un producto neutro y suave y no vuelvas a usarlo. Hay muchos en el mercado para elegir e incluso puedes plantearte hacerlo tú en casa (Hacer sérum casero fácilmente).
- Si tienes por costumbre exfoliar tu rostro una vez por semana (más no es recomendable) asegúrate de que tu exfoliante y su sérum combinados no te irritan. ¿Usas un exfoliante especialmente agresivo (no es la mejor idea nunca, que conste)? Puedes tener un sérum calmante para pieles sensibles y usarlo ese día. Ayudará a restablecer el pH, la barrera cutánea y a suavizar tu cutis.
Cúando usar un sérum
El sérum no está reservado exclusivamente para pieles maduras ni para pieles con problemas.
Desde luego, a partir de una determinada edad debería formar parte de las rutinas de cuidado de la piel, para prevenir el deterioro de esta y prolongar sus capacidades.
La edad perfecta dependerá de cada piel, de su historia y de los problemas concretos que tenga.
Por ejemplo, una persona joven con acné puede encontrar una gran ayuda en el uso del sérum, siempre y cuando utilice una fórmula que sea adecuada para tratarlo pero que sea también amable con una piel que no necesita otros estímulos (por la edad).
Cuando tu piel ha estado muy expuesta al sol desde la infancia, necesitas, cuanto antes, un sérum antioxidante y protector, que regenere, elimine manchas, regule la producción de melanina, etc. y lo necesitas ya, independientemente de la edad que tengas.
Los sérums faciales antiedad se recomiendan a partir de los 30 años, pero es mejor empezar antes para prevenir (alrededor de los 25 años es un buen momento) y, desde luego, es necesario hacerlo si tu piel está envejeciendo antes de tiempo (seguramente por causas externas, como el sol, el clima, la contaminación, el tabaco, etc.).
Busca ingredientes naturales, amables con la piel, polivalentes (capaces de cuidar la piel en varios aspectos); evita los que estén principalmente compuestos por aceites minerales (derivados del petróleo), siliconas, excipientes tóxicos, etc. No tiene sentido gastar tiempo y dinero en productos que no solo no tratan real y profundamente la piel sino que contienen sustancias potencialmente peligrosas.
La piel es un órgano vivo, complejo y sutil y solo los ingredientes naturales comparten este tipo de características.
No te dejes llevar por la publicidad, que está destinada a venderte y no a darte información real. Vale la pena que investigues por tu cuenta para tener la seguridad de que los productos que utilizas son útiles e inocuos.