Cada vez más hombres se toman el cuidado de su piel en serio y le dedican tiempo a diario, porque han descubierto que no se cuida sola.
Así que la pregunta se responde sola: porque los hombres también tienen piel, también envejecen y también tiene problemas de grasa, sequedad, manchas, acné, etc.
¿Todo eso puede arreglar un sérum? ¡No lo dudes!
Si todavía tienes la genérica y difusa idea de que el sérum sirve solo para quitar arrugas (o intentarlo, porque puede que ni te lo creas) y es más un artículo de capricho que útil, esperamos que después de leernos tengas claro qué es, para qué sirve y por qué puede ser una buena idea que empieces a usarlo a diario.
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El sérum marca la diferencia: descúbrelo
Da lo mismo si eres de los que usa una hidratante a diario… y poco más, o de los que se están empezando a plantear que tienen que hacer algo con su piel de una vez, antes de que sea tarde… o de los que ya han dejado el lado oscuro hace tiempo y tienen establecida una rutina diaria de cuidado facial… si no conoces el sérum te estás perdiendo lo mejor para tu piel.
Lo afirmamos y te vamos a demostrar por qué es así.
Plantéate el cuidado de tu piel como un trabajo completo en el que si falta un paso está fallando todo el engranaje.
Muchos hombres tienen aún la peregrina idea de que solo las mujeres deben limpiar su rostro a diario -observa que decimos limpiar, no lavar- porque usan maquillaje y otros potingues.
Pero si observáis a vuestro alrededor podréis descubrir a un importante contingente de mujeres que no se maquillan y sí limpian su rostro. Todas las pieles están sometidas al estrés diario y a la contaminación diversa: polución, los radicales libres derivados de la exposición al sol, las calefacciones y los aires acondicionados, la imperceptible pero omnipresente evaporación por vía cutánea, el sudor…
Ergo… todas las pieles necesitan una limpieza diaria (limpieza, no un simple lavado de cara mal «despachao»).
De la misma forma y casi por las mismas razones, todas las pieles necesitan la protección que brinda una buena hidratante. Quizá sea esta la costumbre a la que más hombres se han abonado. ¡Bien por ellos!
Así que tenemos limpieza y protección, pero no va a ser suficiente para tener la piel en perfecto estado de revista porque ¿qué hay del mantenimiento y el cuidado de las infraestructuras?
Ahí en donde entra en juego el sérum y solo con el símil utilizado puedes empezar a darte cuenta de su importancia vital.
La limpieza sirve para eliminar los restos de las agresiones diarias y la crema actúa como un escudo que protege de las mismas y ayuda a que la piel conserve su equilibrio sin interferencias extrañas (o, al menos, minimizando estas).
Pero la piel es un órgano muy complejo y sutil que trabaja día y noche para, a su vez, proteger a todo nuestro organismo y regular nuestra temperatura corporal. Si quieres tenerla en el mejor estado posible durante más tiempo tienes que ir allí donde se encuentran sus mecanismos de trabajo y mantenimiento y actuar sobre ellos para que la influencia del paso del tiempo y muchos otros factores externos sea mínima o pueda ser revertida.
Ni la limpieza ni la hidratación son capaces de hacer eso ya que esos procesos tienen lugar en las capas más internas de la epidermis y en la dermis (la segunda capa de la piel, muy por debajo de la epidermis y todas sus subcapas), donde ni los limpiadores ni las cremas pueden llegar.
La epidermis constituye una barrera difícilmente penetrable y lo es para nuestra defensa. Una de sus características principales es que es prácticamente impermeable pero muy lipofílica, es decir, muy afín a las sustancias grasas: de ahí que hasta la hidratante más acuosa tenga ingredientes emulsionantes, porque los líquidos por sí mismos no podrían penetrar ni siquiera en las capas más superficiales de la epidermis.
La epidermis protege y escuda a la dermis porque es la zona más sensible de la piel, en la que se encuentran las proteínas que le dan consistencia, firmeza, elasticidad y resistencia (principalmente colágeno y elastina); es donde se acumula el ácido hialurónico que hidrata, acolcha y otorga densidad y cualidades hidráulicas a la piel; donde se produce una constante renovación celular; donde se encuentran las glándulas sebáceas y sudoríparas; donde están los capilares que alimentan a la epidermis (que no los tiene); donde se sitúan los folículos pilosos y las terminaciones nerviosas, así como células inmunes (diferentes a las que hay en la epidermis).
Parte de estos procesos también tienen lugar en la subcapas de la epidermis a las que tampoco llegan las hidratantes: renovación celular, presencia de ácido hialurónico, producción de melanina (el pigmento que da color a la piel y el pelo y que nos protege en parte de las radiaciones solares, poniéndonos morenos) y presencia de células implicadas en la capacidad sensorial cutánea y en las defensas (sistema inmune).
Es fácil ver que para cuidar realmente la piel hace falta alguna herramienta que pueda llegar hasta esas capas recónditas y en principio inasequibles, que pueda traspasar la barrera cutánea que suponen los primeros estratos de la epidermis.
¿Cómo se consigue esto? Con un producto cuyas moléculas sean tan pequeñas que lo hagan con facilidad y sin encontrar resistencia alguna, un fluido que sea a la vez ligero y graso, pero nunca oclusivo.
El sérum.
Los sérums son fluidos que penetran en la piel con una rapidez increíble, al sumar a sus pequeñas moléculas la cualidad de ser lo suficientemente grasos como para «fundirse» con ella pero no tanto como para obturarla.
Las cremas, por el contrario, están formadas por moléculas demasiado grandes que nunca podrán superar las primeras capas de la epidermis (Conoce las diferencias entre el sérum y la crema hidratante).
Otras características únicas del sérum es que sus activos son muy potentes y están muy concentrados. Para que te hagas una idea, tienen alrededor de un 70% de principios activos, aunque los hay más cortos en este sentido y algunos más potentes, siendo variaciones sobre el mismo concepto del sérum que se utilizan para tratamientos puntuales, intensivos o distanciados en el tiempo (sérums más concentrados con otros nombres comerciales, como booster o flash).
El resumen es que el sérum es el único producto cosmético que alcanza las capas profundas de la piel y puede cambiar, corregir, modular, estimular y/o mantener sus mecanismos: no solo aporta lo que la piel necesita, sino que la renueva para que ella misma pueda hacer bien su trabajo durante más tiempo, lo que se refleja en el rostro, que mejora mucho en un tiempo relativamente corto (semanas).
Aunque a veces la sensación y apariencia de mejoría es muy inmediata, tienes que usarlo a diario para que los cambios profundos se vayan asentando.
El sérum para hombres
No hay una diferencia sustancial entre las pieles masculinas y las femeninas, pero sí matices.
La piel de los hombres suele ser más grasa, lo que no significa que todas las pieles masculinas sean grasas y hay hombres con la piel definitivamente seca, sin duda, pero en una proporción muy inferior. Tienen más glándulas sebáceas (el doble) y sudoríparas (por eso sudan más que las mujeres, en general), lo que se traduce en más poros y la tendencia a que estos sean mayores.
Los hombres tienen la piel más gruesa y más resistente, con más colágeno que, además, van perdiendo de forma paulatina, mientras que las mujeres sufren un bajón considerable de esta proteína a partir de la menopausia.
El proceso de envejecimiento es diferente: tarda más en aparecer en las pieles masculinas pero cuando lo hace es más acelerado. Se especula con que la razón tenga más que ver con el cuidado diario que con causas endógenas: entre otras cosas, no muchos hombres tienen por costumbre utilizar protectores solares y menos aún a diario. El daño producido por el sol es la principal causa del fotoenvejecimiento cutáneo y es acumulativo.
Como los hombres están sometidos a menos cambios hormonales que las mujeres su piel está menos condicionada por estos, lo que no será un consuelo para ti si eres adolescente o joven y estás sufriendo acné y otras lindezas, lo sabemos.
Por otro lado la piel masculina está muy supeditada al bello facial: el afeitado diario o periódico o la barba y el bigote afectan a la piel y son un estrés extra para esta.
De esta información puede deducirse que los hombres necesitan cosméticos menos grasos que las mujeres (hablamos siempre en general, con las limitaciones y los errores que eso conlleva), más ligeros y con un importante componente antiinflamatorio y calmante, por su tendencia a la grasa, sus poros más abiertos y la constante irritación que supone el afeitado.
Pero si la estructura cutánea de unos y otras es en esencia la misma, muchos de los productos que se ofertan son válidos para ambos sexos.
Hay que tener en cuenta, eso sí, las diferencias también en los gustos y, por lo tanto, en el diseño de los envases, la textura de los productos y el olor.
En cuanto a la textura, la de la mayoría de los sérums es perfecta para cualquier hombre, porque son necesariamente no grasos, ligeros y muy fluidos.
El olor de un sérum depende mucho de sus ingredientes y de si tiene o no perfume añadido: muchos fabricantes lo hacen para que resulte más agradable y atractivo, pero nosotros no somos muy partidarios de llevar perfumes a las capas internas de la piel.
Finalmente, pese a que ciertos sérums están diseñados de forma clara para mujeres (colores, logotipos, etc) cada vez son más lo que eligen marcas de identidad neutras, unisex.
Hay todo un universo, cada día más amplio, de productos hechos específicamente para hombres, pero a la hora de elegir un sérum, la oferta es muchísimo más amplia si no te limitas a los que están marcados como «for men» y ampliar tus miras te dará acceso a un montón de sérums maravillosos que pueden ser perfectos para ti.
¿Ejemplos? Echa un vistazo a nuestra selección de los mejores sérums para hombre, donde encontrarás sérums masculinos y otros aptos tanto para hombres como para mujeres.
Cómo elegir tu sérum para hombres
Una oferta infinita y reclamos publicitarios atractivos hacen que la elección del sérum apropiado pueda llegar a ser una misión aparentemente inabarcable.
Si conoces el tipo de ingredientes es posible que se aclaren muchas de tus dudas y consigas ver la luz al final del camino.
Para empezar te aconsejamos siempre elegir hechos a base de ingredientes de origen natural en su totalidad o en una gran proporción.
Los ingredientes naturales tienen una cualidad de la que carecen los sintéticos y es que están «vivos», como lo está la piel. Al ser productos biológicos podría decirse que «se comunican» con nuestro organismo. Los productos sintéticos son materias muertas, por muchos presuntos beneficios que puedan aportar.
Además, los ingredientes de origen natural, aunque destaquen por una o varias cualidades, tienen muchas otras. Todos los productos de origen vegetal tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, estimulantes, protectoras y regeneradoras, se resalten o no entre sus ventajas, desde los extractos al ácido hialurónico pasando por la vitaminas y los aceites.
Son beneficios que toda piel, en las condiciones que sean, necesita:
- La oxidación está en la raíz del envejecimiento y más aún del fotoenvejecimiento. Para conocerla mejor te sugerimos que leas Así es un sérum antioxidante.
- A un nivel celular e imperceptible, la piel suele estar sometida a inflamación debido a la exposición constante a agentes externos de toda índole.
- Los sistemas endógenos de protección cutánea están sometidos a un estrés continuado y la barrera agradece cualquier ayuda que la fortalezca.
- En ese sentido, no hay piel que no acuse un estímulo que mejore sus procesos propios.
- Las células epiteliales están siempre renovándose y es importante que ese mecanismo funcione a la perfección.
Eso es casi una garantía de que un sérum natural, por muy especializado que esté, tratará la piel en su conjunto, y uno no especializado será capaz de abordar todos los aspectos importantes del cuidado cutáneo de forma realmente eficaz y perceptible.
Finalmente, los ingredientes naturales hacen que un buen sérum sea mucho más que la suma de sus partes, porque entre ellos se mejoran los unos a los otros, consiguiéndose así sueros magníficos y muy completos.
A partir de aquí, el sérum se elige en función del problema que se quiera abordar y no como las cremas, en las que el principal criterio suele ser el tipo de piel.
Lo que no significa que no puedas encontrar un suero específico para pieles grasas o secas, por supuesto, pero si tienes un problema de acné, deberías centrarte en él.
Es importante que no te fíes de la publicidad y compruebes que realmente en sérum que elijas está hecho con todos (o la mayoría) sus ingredientes naturales, porque hay miles que presumen de serlo y contienen, sí, algunos, pero también muchos de origen artificial, poco útiles (pero muy baratos), potencialmente irritantes, tóxicos e incluso neurotóxicos si la piel -o el organismo- recibe más cantidad de la permitida por ley, debido al llamado efecto acumulativo: cuando usas dos o más cosméticos que los contienen tu piel está sometida a una dosis de estos por encima de la que es segura.
El sérum surgió como un tratamiento para pieles maduras, un remedio contra el envejecimiento cutáneo. Sin embargo su éxito fue tal y el concepto tan válido y revolucionario (llevar principios activos potentes a las capas profundas de la piel) que la industria cosmética vio las posibilidades y se lanzó a explotarlas.
En consecuencia y por suerte, hoy en día hay sérums para abordar cualquier problema cutáneo que no precise de la intervención de un profesional de la medicina: el envejecimiento y todas sus manifestaciones (arrugas, manchas, flacidez, bolsas, ojeras…); el acné, tengas la piel grasa o seca (sí, hay pieles secas con un gran problema de acné); la sensibilidad extrema; la falta de defensas cutáneas (una barrera dérmica destruída, piel reactiva); exceso de grasa; sequedad y fragilidad…
Es más, los sérums naturales permiten tratar varias condiciones al mismo tiempo, así que veamos los ingredientes más comunes y sus ventajas.
Sérum para hombres: los mejores ingredientes
Vamos a hacer un recorrido general por los ingredientes naturales más comunes y por algunos activos: un único ingrediente natural contiene varios activos. Un ejemplo puede ser el extracto de uvas como ingrediente, con activos antioxidantes y regeneradores, entre otros (puede que te suene el famoso resveratrol).
Antes de empezar, hagamos una mención a los vehículos, que son los ingredientes que sirven como emulsionantes (para estabilizar una fórmula que contiene a la vez elementos acuosos y oleosos) y como transportadores de los activos.
Todos los sérums con base acuosa los llevan y pueden tener algunas propiedades conservantes, lo que no va evitar el uso de este tipo de ingredientes ya que los compuestos acuosos son muy susceptibles a la contaminación microbiana sin ellos. Por fortuna ahora existen muchos conservantes naturales y sérums que los usan en las cantidades mínimas posibles.
Entre los vehículos y emulgentes más comunes (hablamos siempre de ingredientes naturales, no lo olvides) están la glicerina vegetal (la glicerina también puede ser sintética y no tienen nada que ver aunque el nombre en el INCI sea el mismo), el propanediol, el capril glicol (caprylyl glycol), el coco caprylate, diversos alcoholes (los alcoholes vegetales no solo no son secantes sino que pueden ser muy hidratantes), etc.
aloe vera
Empezamos con este ingrediente porque se utiliza indistintamente como activo y como vehículo.
Tenga la función que tenga, sus efectos sobre la piel son siempre refrescantes, magníficos y muy amplios: hidrata, cura, regenera, reduce la inflamación, estimula, protege, es antioxidante y mejora a y con los demás ingredientes de cualquier sérum.
Ácido hialurónico
Se le conoce sobre todo por sus propiedades antiedad e hidratantes, pero también es antiinflamatorio, antioxidante, regenerador, reafirmante (mejora la síntesis de colágeno), ayuda a eliminar manchas…
Es un gran ingrediente totalmente biocompatible con la piel, que no produce rechazo ni reacciones adversas y se puede mezclar con cualquier otro compuesto.
Puedes conocerlo a fondo en el post Descubre el sérum con ácido hialurónico.
Vitamina a
Es antioxidante, exfoliante y una espectacular renovadora de las células cutáneas, pero en su formato puro es tan agresiva (muy exfoliante y, por lo tanto, muy irritante) y fotosensibilizante que no puede ser usada más que por profesionales cualificados y en cantidades muy controladas.
Para que te hagas una idea, en Europa su uso en forma pura está limitado a un 0,3% en cosmética. Si lo encuentras en concentraciones mayores ya sabes que se trata de un derivado.
En los sérums suelen aparecer sus derivados, llamados retinoides, que son más seguros y tienen las mismas propiedades sin ningún riesgo (también pueden estar en concentraciones superiores a las del retinol).
Es famosa por sus efectos antiedad: elimina arrugas, manchas, flacidez y es un gran renovador celular.
Los sérums que la contienen pueden provocar reacciones a la luz solar y es mejor utilizarlos solo de noche.
Vitamina B
Hay muchas variantes de la vitamina B. Las más utilizadas en sérums, pero no las únicas, son la vitamina B3 o niacidamina, antioxidante, muy hidratante y regeneradora y la vitamina B5 o ácido pantoteico (panthenol en el INCI), que cura, regenera y mantiene la barrera cutánea entre otras propiedades y tiene una gran facilidad para traspasar la barrera epidérmica.
vitamina C
Uno de los ingredientes que más se utilizan -como el ácido hialurónico y en muchas ocasiones con este- por sus extraordinarios beneficios para el cuidado integral de la piel.
Es antioxidante, hidratante, limpiadora, exfoliante, desinfectante, reafirmante, antiinflamatoria, calmante, elimina manchas e iguala el tono y el aspecto de la piel devolviéndole una luminosidad única.
vitamina E
La encontrarás como tocopherol en la lista de ingredientes. Tiene propiedades antioxidantes únicas pero tienes que saber leer el INCI, porque si aparece al final del listado suele significar que cumple una función en la fórmula pero no está en cantidad suficiente como para tener efectos en la piel.
Su excepcional trabajo antioxidante hace que se utilice mucho como conservante en productos naturales.
Por supuesto que hay otras vitaminas y que forman parte de algunos sérums, pero estas son las más utilizadas por sus beneficios demostrados en cosmética y, concretamente, en la fabricación de sérums.
aceites vegetales
Muchos sérums son de base oleosa. Si esto te parece poco atractivo porque tu piel tiende a ser grasa o porque no te gustan los productos pringosos deberías revisar tus ideas al respecto.
Piensa que si un sérum fuera pringoso no podría penetrar en la piel. Ya lo hemos dicho: los sérums son ligeros, todos, lo que incluye a los que son oleosos.
En realidad los productos grasos penetran mucho mejor y los aceites vegetales no son una excepción. La única condición es que no sean comedogénicos, que no obstruyan los poros, condición que cumplen la mayoría.
Las ventajas de utilizarlos son muchas: como vehículo ayudan mejoran la penetrabilidad del resto de ingredientes; son antioxidantes y antiinflamatorios; mejoran la humectación cutánea y la hidratación; protegen y mejoran el efecto barrera; calman, regeneran, aportan elasticidad y nutrición a la piel (ya sabes, son ricos en ácidos grasos).
extractos vegetales (esencias o aceites esenciales)
Pese al nombre por el que son más conocidos (aceites esenciales) no son aceites, sino sustancias vegetales extraídas de una o varias partes de las plantas.
Son muy volátiles, hay miles de ellos y algunos pueden resultar irritantes y/o alergénicos. Tienen por lo general olores muy agradables, se mezclan muy bien con las sustancias oleosas y necesitan de un emulgente para hacerlo con las acuosas.
Los hay para todo tipo de problemas y para todos los gustos. Entre sus principios activos aparecen muchas fragancias que también pueden, si se acumulan, resultar irritantes, de ahí que a partir de una concentración determinada (y marcada por ley en la UE) es obligatorio que aparezcan en el INCI como sustancias «independientes».
Si un sérum tiene esencias y al final del INCI no hay fragancias es que no están en cantidades importantes, en principio, aunque siempre es mejor probarlo antes (y ese consejo es extensible a todos los sérums porque cada piel reacciona de forma diferente).
Entre ellos están los polisacáridos, azúcares complejos e higroscópicos (atraen y retienen la humedad) como el propio ácido hialurónico; antioxidantes muy potentes; reguladores del sebo; aclarantes y moduladores de la melanina; estimulantes de la síntesis de proteínas como el colágeno y la elastina; calmantes y antiinflamatorios; regeneradores y protectores.
Si hablamos de los principios activos (recuerda: un ingrediente tiene varios) podemos destacar que los extractos más utilizados lo son por sus efectos comprobados y asombrosos para la piel.
Vamos con algunos de ellos.
hidratantes
Absolutamente todas las pieles necesitan hidratación y eso incluye a las grasas. No es lo mismo hidratar que lubricar.
Existen muchísimos ingredientes con propiedades hidratantes y ya hemos visto unos cuantos: el ácido hialurónico, por supuesto, pero también varias vitaminas, aceites y extractos.
antioxidantes
Seguramente has oído hablar de ellos por todas partes. La oxidación está en la base de muchos de los problemas cutáneos porque afecta a las células y sus componentes, pudiendo alterar hasta el ADN.
La principal fuente de radicales libres (oxidantes) es el sol, responsable de que la piel envejezca antes de tiempo (el llamado fotoenvejecimiento, del que pocas personas se libran), de que las arrugas sean más profundas, el cutis se reseque y aparezcan manchas.
Por suerte hay muchos y muy potentes antioxidantes, casi todos los sérums naturales los contienen y sus efectos se notan rápidamente. Son tan maravillosos que pueden conseguir revertir en parte el daño causado y sus consecuencias.
ácidos grasos esenciales
Son aquellos que tenemos que consumir y aportar a nuestro organismo con regularidad porque él no puede producirlos por sí mismo. Están presentes en todos los aceites vegetales pero algunos de ellos los contienen en cantidades significativas. Son los tan conocidos omega 3, 6 y 9, el ácido linoleico y el oleico, entre otros.
Son excelentes para la piel: la nutren, le devuelven elasticidad, son antioxidantes, antiinflamatorios, calmantes, restauran la barrera cutánea, etc.
antiinflamatorios y calmantes
Las pieles secas se inflaman, las grasas también, y las mixtas… hasta las normales lo hacen.
La oxidación inflama; el frío, el calor, el sudor, la sequedad; el acné, los granos, cualquier dermatitis, la exposición al sol, la limpieza, los jabones… en realidad la piel está sometida a un estrés constante y una de las primeras reacciones defensivas es la inflamación, por eso es tan ominipresente.
En la piel la inflamación puede ocurrir a nivel celular y no ser fácilmente detectable a simple vista.
En realidad sería muy difícil encontrar un sérum para uso diario que no tenga principios activos antiinflamatorios y calmantes, porque la inflamación también implica cierto grado de irritación.
Este tipo de ingredientes es aún más necesario para los hombres porque el afeitado regular es una fuente extra de estrés.
limpiadores y/o exfoliantes
Se encargan de limpiar la piel a fondo, retirando tanto la suciedad microscópica que se acumula en ella como las células muertas que no se desprenden naturalmente.
Excepto en caso de que estés haciendo un tratamiento limpiador puntual con un sérum y que este sea de duración o uso limitados (entre dos y cuatro semanas máximo o bien una o dos veces por semana, dependiendo del sérum y sus indicaciones concretas), los ingredientes de este tipo nunca deben ser muy agresivos, o acabarán dándote problemas.
Un exfoliante trabaja retirando la capa superficial de la piel, que está formada por células muertas (corneocitos) que finalmente y de forma natural se terminan desprendiendo. La exfoliación ayuda a la renovación celular y la piel limpia es menos propensa a granos, acné, brillos, puntos negros, irritaciones, manchas y cambios de color.
También iguala y alisa la piel eliminando o minimizando las irregularidades en su superficie.
antisépticos
Muchos ingredientes naturales lo son y limpian la piel de microorganismos patógenos que podrían dar lugar a infecciones.
La ventaja de estos es que su efecto antiséptico es suave pero constante: un antiséptico fuerte podría acabar también con la vida microscópica que habita en el manto hidrolipídico de la dermis y cuyo equilibrio es vital para una piel sana y joven.
Desde luego que un rostro afeitado necesita de la protección extra de los antisépticos porque está expuesto con frecuencia a erosiones y heridas que pueden facilitar el acceso de patógenos.
moduladores del sebo
Actúan en la dermis y logran regular la producción sebácea sin intentar eliminar la grasa, que es necesaria: inhiben o incentivan su elaboración en función de las necesidades de la piel o de distintas zonas de esta.
Si a este tipo de activos le quieres añadir astringentes para secar tu piel, asegúrate de que sean suaves para no resecarla ni provocar un efecto rebote que acabe haciendo que tengas aún más grasa (en La piel grasa necesita el sérum tienes más información).
Cuándo usar el sérum para hombres
En cuanto la piel pierde la lozanía de la primera juventud es el momento de empezar a utilizar un sérum aunque no tengas ningún problema.
Un sérum suave y estimulante prolongará la vida natural de los mecanismos internos de tu piel, ayudará a protegerla de los rayos UV y otras agresiones externas y estimulará sus defensas en todos los sentidos.
Desde luego si quieres tener una piel perfecta durante mucho tiempo tienes que utilizarlo sin excusas a partir de los 25 años.
Por otra parte, si tienes algún problema concreto, como acné, grasa, manchas, sequedad… un sérum es parte de la solución y no importa la edad que tengas.
Deberías utilizarlo por la mañana y por la noche, pero si te da pereza o no tienes tiempo para hacerlo dos veces al día, déjalo para la noche.
Puedes usar distintos sérums en distintos momentos del día e incluso en diferentes épocas del año: aprovecha la noche para los que sean más potentes porque por la noche la piel se renueva, se resetea, y el sérum será un aporte extra para ese trabajo.
Por cierto, el sérum es un sustituto perfecto de la loción afteshave.
Cómo usar el sérum para hombres
La norma general a la hora de aplicar los cosméticos es ir de los más ligeros a los más densos, así que el sérum debes ponértelo después de limpiarte la piel como prefieras hacerlo (pero con productos no agresivos o te quedarás sin protección epidérmica) y antes de la hidratante.
Es fundamental que la piel esté limpia para que el sérum pueda penetrar bien y no arrastre consigo partículas de suciedad.
Al tratarse de un producto muy concentrado y muy fluido basta con una cantidad muy pequeña (el equivalente a unas cuantas gotas o una dosis si tu envase tiene un sistema de bombeo ariless). Es mejor que te quedes corto a que te pases, porque la piel solo absorberá lo que necesite y el resto quedará en la superficie, incomodándote.
Si usas un sérum oleoso puedes extenderlo porque tardan un poco más en penetrar, pero los sérums acuosos debes aplicarlos mediante toques o presión, sin extenderlos, porque se absorben muy rápidamente. Con pequeños toques de las yemas de los dedos o presionando con las manos sobre el rostro, en movimientos desde dentro hacia afuera, facilitarás que la piel se embeba uniformemente.
Para los sérums acuosos es conveniente que la piel esté un poco húmeda y más si el sérum contiene ácido hialurónico o algún otro sacárido y para conseguir una hidratación extra puedes añadir un poco de humedad una vez aplicado el sérum con un spray o toques con las yemas mojadas.
Por muy rápidamente que la piel «chupe» el sérum lo mejor es que dejes pasar algunos minutos antes de ponerte la hidratante.
Y si el sérum que elijas no tiene indicaciones concretas al respecto no te lo apliques en la zona del contorno de ojos para evitar irritarlos: hay sérums específicos para los ojos que se aplican antes del facial.
Un apunte más: el sérum no sustituye a la hidratante como norma general (puede hacerlo en casos concretos y contados) y necesitas de esta, que sellará la piel y garantizará las mejores condiciones para que haga su trabajo.
Tenemos un artículo entero si quieres saber más y conocer algunos trucos: Aprende a aplicar el sérum.
Solo hay una pega si utilizas el sérum o te decides a probarlo: te enganchará y no querrás prescindir de él. ¡Avisado quedas!